Bruselas.— La política de la Unión Europea (UE) hacia Cuba, basada en el diálogo y no más en la confrontación, seguirá su camino a pesar del cambio de mando en la cúpula de La Habana.

“El acuerdo firmado el año pasado abrió el camino para una colaboración y cooperación mucho más avanzada en el área política y económica, y seguirá siendo el camino independientemente del cambio de mando. No va a tener algún efecto en las relaciones entre Cuba y la UE”, dijo Erwan Fouéré, experto del Centre for European Policy Studies, a EL UNIVERSAL sobre la salida de Raúl Castro de la presidencia cubana.

Quien fue el responsable de abrir la primera delegación de la UE en La Habana, señaló que en Bruselas se prevé que de la parte cubana sólo cambie “el estilo” con el arribo de Miguel Díaz-Canel.

“La sombra de Castro continuará siendo extensa sobre el gobierno y la toma de decisiones, esperemos que el nuevo líder sea capaz de demostrar su propio enfoque, construya a partir de lo alcanzado y muestre mayor determinación para abrirse en ámbitos en los que hemos tenido diferencias en el pasado, como los derechos humanos”, declaró el especialista.

Durante más de dos décadas, la relación entre la UE y Cuba estuvo marcada por la tensión y la confrontación, principalmente por el precario historial de derechos humanos en la isla.

Los lazos tocaron fondo en 2003 luego de la detención de 75 disidentes. El Consejo Europeo respondió imponiendo una serie de sanciones, que consistieron principalmente en limitar las visitas gubernamentales de alto nivel, restringir la participación de los Estados miembros en actos culturales en Cuba y congelar los fondos de cooperación y desarrollo.

Durante el segundo mandato de José Manuel Barroso, entonces presidente de la Comisión Europea, los canales de comunicación se reinstauraron hasta desembocar en un Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, provisionalmente en vigor desde el 1 de noviembre de 2017.

El reto inmediato en el arranque de la administración de Díaz-Canel será la materialización del primer Consejo Conjunto en la historia de las relaciones entre la UE y la isla.

“La celebración del consejo es de gran importancia, porque enfatizará que el enfoque de la UE hacia Cuba es el indicado y que hay un verdadero cambio con respecto a la llamada posición común, la cual no produjo ningún resultado”, sostuvo Fouéré.

“Hay que mostrar que no sólo es un acuerdo en papel, sino uno que está respirando, tiene vida y puede generar dividendos”, indicó.

El antiguo diplomático señaló que Europa está obligada a meter el acelerador. “El repliegue de la presencia en Cuba de Estados Unidos abre la puerta a otros actores con intereses en la isla, particularmente China y Rusia”, mencionó.

La UE es el principal socio comercial de Cuba. Según el último reporte de la Comisión Europea, el comercio bilateral alcanzó los 2 mil 461 millones de euros en 2016.

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