Los recientes resultados electorales en Colombia dicen mucho del proceso histórico y político que ha atravesado en los últimos años, dejándonos ver que es un país muy distinto al que tenemos registrado en la memoria.

La segunda vuelta colombiana pondrá a los ciudadanos a elegir entre los dos extremos: Iván Duque un conservador abogado formado en Estados Unidos, con sólo cuatro años de actividad política y perteneciente al ala de Uribe, y Gustavo Petro un ex guerrillero que representa una izquierda que prácticamente no figuraba en la conservadora esfera política del país; de hecho, es la primera vez que un candidato de izquierda pasa a segunda vuelta.

En esta ocasión las encuestadoras no se equivocaron, los resultados fueron muy parecidos a los previstos en varios ejercicios; más allá de ajustes al proceso de realizar la encuesta, el factor determinante es que la gente salió a votar.

Recordemos las cifras del “Plebiscito para la Paz”, con un 63.14%, ganó la abstención más que el NO. En cambio, los comicios de mayo registraron la segunda participación más grande desde 1974: 53.38%, sin duda esto refleja un cambio en la sociedad y resulta curioso que opten por considerar distintas alternativas.

También han sido las elecciones más pacíficas en las últimas décadas, pareciera que los tiempos de no salir a votar a causa de amenazas por posibles atentados han quedado, afortunadamente, en una pesadilla del pasado. Vemos a una Colombia más madura y en transición, que pide nuevas narrativas e ir más allá de la forma tradicional de hacer política.

Al inicio del proceso, Germán Vargas, el candidato del presidente Santos, parecía ser el favorito y terminó siendo el gran perdedor, pese a que Santos cerró su gestión con lo que en otros tiempos sería un “broche de oro” al exterior: entrando a la OCDE y a la OTAN.

Con el surgimiento de dos fuerzas de izquierda como Colombia Humana y Coalición Colombia, que juntos representaron el 48.81% de los votos, pareciera que la criticada firma de la paz sí logró romper la percepción que izquierda es igual a guerrilla y un sector de la población, anteriormente excluido, está dispuesto a escuchar sus propuestas, sabiendo que aún queda mucho que avanzar.

¿Qué está sobre la mesa el 17 de junio? Trazar el tipo de transición que hará el país. Pese a los acuerdos, los organismos internacionales y la comunicación del estado, la derrota de Vargas es sin duda un castigo ante la corrupción y el clientelismo que los colombianos percibían en el gobierno de Santos.

Las probabilidades dicen que Duque tiene mejores posibilidades de ser el siguiente presidente, hay dos factores que lo podrían frenar: la cercanía a Álvaro Uribe y su propuesta de reformar el acuerdo de paz para evitar impunidad, que se percibe demasiado duro.

Más allá del resultado final de la segunda vuelta, vale la pena rescatar lo dicho por Gustavo Petro: “Ya Colombia no se divide en aquellas dos fuerzas tradicionales. Somos diversos” y esa diversidad hace más interesante el futuro del panorama político del país, por lo que habrá que observar con detenimiento qué rol jugará en la región.

Internacionalista y socia Meraki México

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