Washington.— Christopher Landau, nominado por Donald Trump para ser el nuevo embajador de Estados Unidos en México, se mostró ayer partidario de tender “puentes” para el entendimiento con el país, una retórica opuesta a muchas de las declaraciones de la administración estadounidense, más atenta a construir el muro entre ambos.

Landau, reconocido abogado de la capital de EU, dijo no poder pensar “en un honor o privilegio más grande que la oportunidad de representar a nuestro país en México, y continuar la misión de mi familia de construir puentes entre Estados Unidos y América Latina”. Dio su discurso inicial ante el Comité de Asuntos Exteriores del Senado de EU.

A pesar de su nula experiencia diplomática, ningún senador lo puso en jaque en ese aspecto. Parecieron satisfechos con que sea hijo de George Landau, quien fuera embajador en varios países de Latinoamérica, con sus estudios en temas latinoamericanos, su conocimiento de español (que el senador demócrata Robert Menéndez, de origen cubano e hispanohablante, alabó y dijo haber comprobado) y su promesa de poner la “diplomacia pública” en el centro de su trabajo como representante de EU en México.

Landau expuso que tendrá tres prioridades si llega al puesto: la agenda comercial, la lucha contra el narcotráfico y las organizaciones criminales, y dar solución al “reto común” de la migración.

“Ningún país puede resolver el reto de la inmigración ilegal solo y estoy convencido de que encontraremos puntos en común”, dijo el abogado, aunque usó terminología de la Casa Blanca al mostrar preocupación por las “caravanas” de centroamericanos. También expuso como parte fundamental de lo que será su trabajo la defensa de los derechos humanos, especialmente en los casos de periodistas y activistas asesinados en el país.

Su idea es basarse en lo que definió como “diplomacia pública”, una “herramienta” de diálogo que espera crear a partir de “relaciones personales de confianza” con autoridades y sociedad mexicana; prometió “escuchar atentamente” para encontrar puntos en común ante los retos binacionales.

“Tengo un gran respeto por la historia, la cultura y el pueblo de México”, sentenció, deseoso de “disfrutar de vivir en México y de su hospitalidad” y, con ello, librar y recomponer la falta de confianza de los mexicanos hacia EU.

Por lo visto en la audiencia, Landau no debería tener ningún problema para ser confirmado como próximo jefe diplomático de EU en México. “Espero que podamos acelerar esta nominación”, expresó el senador demócrata Ben Cardin. Al proceso le falta una votación en el comité y que el pleno del Senado ratifique su nombre, fases para las que aún no hay fecha.

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