Fidel Castro Ruz y el Movimiento 26 de Julio (M-26-7), en Cuba en 1959, y Daniel Ortega Saavedra y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en Nicaragua en 1979, son los únicos insurgentes e insurgencias latinoamericanas que llegaron al poder por la vía armada, tras una mortal guerra de guerrillas comunistas o izquierdistas contra las dictaduras derechistas —la cubana de Fulgencio Batista y la nicaragüense de Anastasio Somoza— y con una casual distancia histórica de 20 años.

Inspiradas en el triunfo de la revolución cubana el 1 de enero de 1959, al menos 52 guerrillas surgieron en América Latina y el Caribe, como la que el guerrillero cubano-argentino Ernesto Che Guevara de La Serna encabezó en 1966 y 1967 en Bolivia y en la que pereció hace 50 años, y algunas con otros nombres y que luego se fusionaron con fuerzas paralelas.

Con excepción del FSLN, fundado en 1961 y precedido por otros focos guerrilleros nicaragüenses, ninguno logró el poder al vencer en un conflicto bélico.

Castro convirtió desde 1960 a Cuba en base de la expansión guerrillera comunista hemisférica y transformó a la revolución cubana en el principal enemigo militar e ideológico de Estados Unidos en América, aunque en 1997 admitió que se cerró la opción de alcanzar el poder por la ruta militar. Sin contemplaciones y en el fragor de la Guerra Fría por el choque global comunismo versus anticomunismo entre los bloques comandados por Wa-shington y Moscú, EU respondió con fuerza a la amenaza contagiosa de La Habana y de la entonces Unión Soviética (desintegrada en 1991), y desplegó su capacidad bélica y política, buscó aislar a Cuba, apuntaló a las dictaduras militares derechistas y a los gobiernos civiles en riesgo y desató oleadas indiscriminadas de represión e impunidad.

“Era muy difícil que las guerrillas consiguieran triunfos militares”, dijo el historiador costarricense Vladimir de la Cruz, ex profesor de Historia en las estatales universidades Nacional y de Costa Rica y ex embajador de esta nación en Venezuela. “Las guerrillas tenían escasa capacidad militar contra ejércitos institucionalizados desde la Independencia, algunos muy bien estructurados y con grandes centros de capacitación y gran desarrollo regional. Las guerrillas eran grupos pequeños que tenían que combatir contra esas fuerzas y debían crear un apoyo de las masas”, explicó, en entrevista con EL UNIVERSAL. “Casi ninguna guerrilla pudo combinar esa acción militar con acciones de masas y políticas paralelas. Fracasaron desde el punto de vista militar, como una táctica con posibilidad de gobierno que sólo fue posible en Cuba y en Nicaragua”, adujo.

En muchos países, como en Cuba y en Nicaragua, los partidos comunistas se dividieron entre rechazar o apoyar la opción militar. En coincidencia, Cuba y Nicaragua están entre los países más cuestionados en América por su controversial historial democrático.

Presidentes. Aparte de Castro y de Ortega, cuatro ex guerrilleros comunistas llegaron a ser presidentes, como la brasileña Dilma Rousseff de 2011 a 2016, el uruguayo José Mujica Cordano de 2010 a 2015, el salvadoreño Salvador Sánchez Cerén de 2014 a 2018 y el cubano Raúl Castro Ruz desde 2006. Ninguno ganó la presidencia con las armas. Rousseff, Mujica y Sánchez vencieron en elecciones presidenciales y Castro recibió el mando en 2006 por herencia de su hermano mayor, fallecido el 25 de noviembre de 2016.

El M-26-7 tampoco fue la primera guerrilla del área aunque su victoria, tras una guerra que inició en el oriente cubano en diciembre de 1956, estimuló la rebeldía continental y el surgimiento de movimientos armados de liberación nacional prochinos, maoístas, prosoviéticos, cheguevaristas y todos procastristas. El recuento se sustentó en una investigación de EL UNIVERSAL basada en documentos históricos militares y políticos y recopilaciones bibliográficas sobre las guerrillas regionales.

Vencidos. Después de 1959, la posibilidad de emular el modelo cubano pareció viable en la zona y numerosos combatientes abrazaron la lucha revolucionaria comunista. Con la exclusión de los sandinistas, todos salieron derrotados, fueron disueltos, pactaron la paz con sus rivales, mutaron a partidos políticos legales o permanecen semiclandestinos por tener deudas con la justicia, como el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), de Chile, que se alzó en armas en ese país de 1986 a 1999 contra la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Un caso similar es el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), de México, que emergió en 1994 con una guerra y que, al igual que pequeñas organizaciones guerrilleras mexicanas, como el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), surgido en 1997 como división del Ejército Popular Revolucionario (ERP), de 1996, supuestamente todavía están movilizados. En ese rango están en México las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (nacidas en el año 2000) o el Comando Jaramillista Morelense 23 de Mayo y sus aliados de la Tendencia Democrática Revolucionaria–Ejército del Pueblo (TDR-EP), aparecidos en 1996.

Uno de los principales precedentes en México es el Partido de los Pobres (PdlP), que operó en Guerrero de 1967 a 1974 al mando de Lucio Cabañas Barrientos, caído en 1974. La lista se completa con otros nombres de grupos como el Ejército Villista Revolucionario del Pueblo (EVRP), escisión de 1999 del EPR. La Liga Comunista 23 de Septiembre operó de 1973 a 1983 en 22 estados mexicanos.

Radiografía. De unas 53 organizaciones guerrilleras en América Latina y el Caribe relevantes o minúsculas surgidas desde 1956, incluido el M-26-7, la distribución por país es así: nueve de México, seis de Brasil, cinco de Argentina, cuatro de Perú, cuatro de Chile, seis de Colombia, cuatro de Guatemala, cuatro de El Salvador, dos de Bolivia, y uno de cada uno de Venezuela, Nicaragua, Honduras, República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Paraguay, Uruguay y Ecuador.

Numerosas organizaciones surgieron antes o después de 1960. Nombres como Montoneros de Argentina, Tupamaros de Uruguay, Macheteros de Puerto Rico, Sendero Luminoso de Perú o Alfaro Vive Carajo! de Ecuador, marcaron la violencia insurgente en los decenios de 1960, 1970 y 1980. En el listado está el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Bolivia o Guerrilla de Ñancahuazú, en la que el Che Guevara pereció hace medio siglo.

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