Ciudad de Guatemala.— Efraín Ríos Montt, quien tomó el poder en Guatemala mediante un golpe de Estado en marzo 1982 y encabezó uno de los períodos más sangrientos de la guerra civil en ese país, murió ayer a los 91 años.

El ex dictador fue acusado de genocidio, pero apenas pisó la cárcel. Uno de sus abogados, Jaime Hernández, dijo que falleció de un infarto. Otro, Luis Rosales, agregó que “murió en paz y tranquilo, rodeado de su familia”. Con la convicción, añadió, de que “aquí no hubo genocidio”.

Sus restos fueron sepultados ayer mismo en una ceremonia privada, observó un fotógrafo de la AFP.

En 2013, Ríos Montt fue declarado culpable de genocidio y delitos de lesa humanidad por la masacre de mil 771 indígenas de la etnia maya ixil y condenado a 80 años de prisión, pero el fallo fue anulado y se ordenó un nuevo juicio, para decepción de las víctimas y los activistas por los derechos humanos, que exigían justicia por las atrocidades cometidas en su régimen.

En 2018, ya había comenzado ese segundo juicio “especial”, pero por problemas de salud y haber sido imposibilitado legalmente de sus actos, el tribunal lo juzgaba en ausencia. Con su muerte termina la persecución penal. El ex dictador murió sin pagar prisión por los miles de crímenes de guerra de los que fue señalado por la fiscalía. Sólo pasó tres días en prisión.

Conocido por infundir miedo y por pronunciar discursos a gritos, Ríos Montt fue general, legislador y, durante más de tres décadas, una de las personalidades más influyentes de la política guatemalteca.

Nació el 16 de junio de 1926 en Huehuetenango, en el occidente del país, en el seno de una familia católica conservadora e ingresó al ejército como cadete en 1946. A lo largo de su carrera militar pasó por casi todos los puestos, desde jefe de pelotón hasta secretario de Defensa, y alcanzó el máximo grado, general de brigada.

Ríos Montt se postuló a la presidencia en 1974, pero perdió en medio de denuncias de fraude. En marzo de 1982 tomó el poder mediante un golpe de estado, suspendió la constitución, disolvió el Congreso e inició una campaña de contrainsurgencia que provocó miles de muertes. De acuerdo con una comisión de la verdad de la ONU, las peores atrocidades de la guerra civil (1960-1996) fueron en su gobierno.

Siempre recibió el apoyo de Estados Unidos, y el presidente Ronald Reagan lo calificó de “hombre de gran integridad y compromiso personal”.

Su gobierno se caracterizó por jueces enmascarados que presidían juicios sumarios de presuntos subversivos y por los mensajes moralistas y religiosos que el dictador, convertido al cristianismo evangélico, pronunciaba en televisión.

Fue derrocado en agosto de 1983 en un golpe de Estado encabezado por su ministro de Defensa.

En 2000 llegó al Congreso y durante años gozó de inmunidad como legislador. Pero al perder la reelección en 2011, fue sometido a arresto domiciliario.

Ayer, decenas de familiares de víctimas realizaron una protesta para criticar la impunidad que prevaleció en su caso.

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