Los demócratas aseguran que no intercambiarán el futuro de los dreamers por dinero para el muro en la frontera con México. Ha empezado una nueva partida para los 690 mil jóvenes indocumentados protegidos de la deportación por el programa DACA, la mayoría mexicanos, y a pesar de que su porvenir sigue incierto, el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, decidió mover sus piezas en una negociación que se prevé dura.

Schumer ha sido la figura que más críticas ha recibido en las últimas horas, acusado de haber permitido la reapertura del gobierno parcial a cambio de una promesa republicana sobre migración vacía. Ayer, sin embargo, dijo que anunció a la Casa Blanca que los soñadores no serán pieza de cambio.

“Vamos a tener que empezar desde una nueva base, y la oferta del muro ya no está sobre la mesa”, aseguró a los periodistas. La propuesta de dar mil 600 millones para la barrera física en la frontera, presentada “de mala gana” como concesión al presidente para salvar a los dreamers, se desvaneció.

El terreno vuelve a ser árido en la negociación para sacar a los dreamers del limbo, y la incertidumbre se vislumbra más sombría que nunca. “Nadie sabe seguro si los republicanos y los demócratas serán capaces de llegar a un acuerdo sobre DACA”, tuiteaba a primera hora de la mañana el presidente Donald Trump.

La decisión de Schumer provoca que, con total seguridad, dentro de poco más de dos semanas vuelva el drama a Washington, con una nueva amenaza de cierre de gobierno si los republicanos no avanzan en la dirección de los demócratas con una propuesta para los dreamers que evite un nuevo enroque y la imposibilidad de aprobar el presupuesto federal.

“Pretendo mantener mi palabra”, dijo el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, en referencia a la promesa de debatir sobre migración y DACA antes del 8 de febrero, fecha en la que vence la prórroga de fondos otorgada al gobierno federal. Los detalles siguen sin aparecer.

Tampoco ha mostrado sus cartas la Casa Blanca, más allá de insistir en que las propuestas bipartidistas presentadas hasta ahora son “inaceptables” e inservibles, incluso antes de ser debatidas. Sin embargo, su portavoz, Sarah Sanders, dijo ayer que las posiciones “no están tan lejos”.

La incongruencia de las declaraciones de la Casa Blanca demuestra la dificultad de las negociaciones, que el propio Schumer definió como negociar con “gelatina”.

Las protestas de los activistas siguen viscerales, viendo cómo se acerca la fecha límite del 5 de marzo —día en el que desaparecerá el programa DACA— sin solución. Su temor no es infundado: a pesar del hipotético caso de que los senadores lleguen a un acuerdo, nada implica que la Cámara de Representantes apruebe la ley.

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