Bogotá.— El sueño de los colombianos Cristian Camilo Maquilón Martínez, Alfonso Mosquera Murillo y Steven Prada de convertirse en atletas profesionales se esfumó la mañana del jueves, tras el atentado con un coche-bomba contra la Escuela de Cadetes General Santander, de Bogotá, que dejó 21 personas muertas —incluyéndolos— y 68 heridos.

De acuerdo con la sobrina de Cristian Camilo, Katherine Rodríguez Maquilón, el joven lanzador estaba en la Escuela de Cadetes hace un año y medio, luego de recibir una beca de la institución para adelantar sus estudios de suboficial.

También representaba a la institución en competencias de atletismo. Fue justamente por su talento deportivo que pusieron los ojos en él para entregarle la beca. Maquilón nació en Chigorodó, municipio del Urabá antioqueño.

La mujer contó que la última vez que lo vieron con vida fue en la temporada de fin de año, en la que Maquilón fue a su tierra a pasar Navidad con su familia, especialmente con su padre, con quien era muy unido. “Nos decía que estaba muy feliz en Bogotá, que quería seguir la carrera de policía y tenía muchas ilusiones de regresar y continuar con su proceso de formación”, dijo la sobrina.

El joven fue campeón nacional de atletismo, récord nacional infantil, campeón nacional menor, campeón nacional infantil y obtuvo el tercer puesto en una competencia internacional. “A nivel disciplinario era muy bueno, buen estudiante y respetuoso. Por eso se lo llevó la Escuela de Cadetes”, dijo el entrenador.

Steven Prada, nacido en Ibagué, Tolima, de 19 años, llevaba aproximadamente dos años en la escuela de formación de cadetes y era un deportista. Entrenó por varios años futbol, como arquero, en el Club Grama Deportes de la capital tolimense. Quiso ser parte de la policía, inspirado en el ejemplo de su hermano, quien también está en la institución.

“El sueño de Steven era ser agente, él amaba esa profesión y decidió iniciar estudios en Bogotá”, afirmó su prima Natalla Prada.

Son sueños que ya no se cumplirán. Tampoco el de Érika Sofía Chico Vallejo, cadete de la policía de Ecuador, quien también perdió la vida en el atentado del jueves.

Roberto Chico, padre de la joven, afirmó que ella siempre quiso ser oficial. “Yo luché mucho para que entrara, cuatro años dio pruebas, pero de qué sirvió...”, dijo a medios afuera de la escuela.

Érika llegó en 2018 a la capital colombiana para terminar la carrera que inició en 2016 en Quito. Gracias a su desempeño, fue una de las becadas de su promoción. Nació en Quito hace 21 años y era la mayor de tres hermanos. Pasó la Navidad en su país junto a su familia y regresó a Bogotá el 9 de enero. En el atentado resultó herida otra ecuatoriana, Carolina Sanago.

En honor a Érika, nueve cadetes ecuatorianos que también estaban en la escuela, pero resultaron ilesos, decidieron seguir estudiando ahí “con las notas ejemplares que vienen haciendo”, aseguró el vicepresidente Otto Sonnenholzner.

***Con información de agencias

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