Al exponer un “tema doloroso” de una “cultura machista”, el papa Francisco advirtió ayer en dos mensajes en el suroriente de Perú que la trata de personas es “otra devastación de la vida”, porque es una esclavitud laboral y sexual para el lucro con la violencia en contra de mujeres y adolescentes, y afirmó que los seres humanos, al igual que bosques, ríos y quebradas, son usados “hasta el cansancio” y después desechados como “inservibles”.

En un encuentro con la población de la suroriental ciudad peruana de Puerto Maldonado, el Pontífice alertó que más que trata de personas “deberíamos hablar de esclavitud” y aseguró que “duele constatar cómo en esta tierra, que está bajo el amparo de la madre de Dios, tantas mujeres son tan desvaloradas, menospreciadas y expuestas a un sinfín de violencia”.

“No se puede ‘naturalizar’ la violencia hacia las mujeres, sosteniendo una cultura machista que no asume el rol protagónico de la mujer dentro de nuestras comunidades”, ya que tampoco es “lícito” dejar que “sean ‘pisoteadas’ en su dignidad”, lamentó en Puerto Maldonado, capital del departamento Madre de Dios, en la Amazonia, devastada por la minería ilegal, la deforestación y la agroindustria.

Al recordar que hay una migración a la Amazonia de personas que buscan techo, tierra y sustento, explicó que “muchas de ellas, por la promesa de que determinados trabajos pondrían fin a situaciones precarias, se basaron en el brillo prometedor de la extracción del oro. Pero el oro se puede convertir en un falso dios que exige sacrificios humanos”.

“Los falsos dioses”, prosiguió, “los ídolos de la avaricia, del dinero, del poder lo corrompen todo”. En un encuentro previo con pueblos de la Amazonia, dijo que junto al daño a la naturaleza en la zona, la trata de personas es “otra devastación de la vida que viene acarreada con esta contaminación ambiental propiciada por la minería ilegal”.

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