El colapso del puente peatonal en Florida el pasado jueves, que se saldó con la muerte, hasta el momento, de seis personas, renovó el debate en Estados Unidos sobre los problemas de construcción y las deficiencias en infraestructura en un país cuyo presidente busca conseguir 25 mil millones de dólares para construir un muro en la frontera sur.

Entre los fallecidos por el colapso está una estudiante ecuatoriana de 18 años, identificada como Alexa Durán. Además, hay nueve personas hospitalizadas y las autoridades advirtieron que la cifra de muertos podría aumentar dado que aún quedaban autos atrapados. Por lo pronto, se abrió una investigación criminal.

El jueves por la noche, el senador Marco Rubio tuiteó que ingenieros estaban reforzando algunos cables sueltos de la parte central del puente, colocada hace una semana, que conectaría la Universidad Internacional de Florida (FIU) con la ciudad periférica de Sweetwater. Ayer, el diario Miami Herald reveló que dos días antes del accidente, un ingeniero de la firma que diseñó la estructura llamó al Departamento de Transporte de Florida (FDOT) para reportar algunas grietas en el concreto, aunque se desconoce su gravedad.

El FDOT se distanció de la construcción, argumentando que no contaba con dinero del estado y asegurando que hubo protocolos que no se cumplieron en el proceso de diseño y realización del puente.

Al parecer, la compañía diseñadora debía contratar una segunda empresa acreditada para dar su opinión sobre el modelo, debido a que se construyó bajo una técnica relativamente novedosa llamada construcción acelerada. Sin embargo, según el FDOT, la compañía encargada de eso no estaba “precalificada para realizar esa tarea”.

Aunque en este caso se trataba de una obra en construcción, los problemas de infraestructura en EU no son nuevos, al grado de que incluso el Borowitz Report, la sección de humor del New Yorker, satirizaba en 2015 con un artículo titulado “Una Nación con Puentes y Caminos Desmoronándose, Emocionada por Construir un Muro Gigante”. El actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo de la construcción de la valla fronteriza su promesa clave de campaña.

Sin embargo, es consciente de la urgencia de atender la cuestión de la infraestructura, a la que quiere destinar 1.5 billones de dólares. Y es que, de acuerdo con la Sociedad de Ingenieros Civiles de Estados Unidos (ASCE, por sus siglas en inglés), la infraestructura del país necesita desesperadamente de inversión, reveló en febrero pasado el portal de negocios y finanzas Business Insider.

En su reporte de 2017, la ASCE calificó con “D”, que significa “en su mayoría por debajo del estándar” y con “deterioro significativo”, el estado de la infraestructura nacional. De acuerdo con el estimado de la organización, la nación necesitará alrededor de 4.5 billones para reparar los caminos, puentes, diques, aeropuertos, escuelas y más. Tan sólo los aeropuertos, según la misma fuente, enfrentan una brecha de financiamiento de unos 42 mil millones de dólares entre 2016 y 2025.

En el caso de los puentes, la ASCE subraya que de los 614 mil 368 que hay en EU, más de 200 mil superan el medio siglo de antigüedad y repararlos costaría unos 123 mil millones de dólares.

Otro informe, publicado en enero por el Consejo de Relaciones Exteriores, advertía también que mucha de la infraestructura en Estados Unidos se construyó hace décadas y de las alertas planteadas por ingenieros civiles en materia de seguridad, de deficiencias estructurales en puentes y de lo anticuado de los sistemas de agua potable y drenaje.

Como ejemplo, mencionó el caso de los aeropuertos y que los problemas por las deficientes condiciones cuestan a la economía, afirmó, más de 35 mil de dólares al año. El informe del Consejo alude al Reporte 2016 de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, que mide la calidad de infraestructura, y coloca a EU en el lugar nueve (México está en el 62).

***con información de agencias

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