Madrid.— El independentista Jordi Turull no logró ayer los 68 votos necesarios para ser elegido presidente de Cataluña en el parlamento autonómico. Tendrá una nueva oportunidad este sábado, pero primero deberá comparecer hoy ante el juez, que podría enviarlo a prisión como uno de los acusados de declarar el pasado octubre la independencia de Cataluña.

Turull perdió con 65 votos en contra, 64 a favor y cuatro abstenciones. Los dos principales partidos nacionalistas, Junts Per Catalunya (JxCat, la formación de Turull, liderada por Carles Puigdemont) y Esquerra Republicana (ERC), suman 66 diputados, pero dos de ellos están en Bélgica huyendo de la justicia. Por eso, para alcanzar la mayoría necesitaban el apoyo de los cuatro representantes del partido independentista anticapitalista (CUP), que se abstuvieron.

La maniobra no fue una sorpresa. La CUP rechazó a Turull por dos razones. La primera es que su elección no garantiza seguir el proceso radical de ruptura con España que quiere el pequeño partido izquierdista. La segunda es que Turull es un hombre muy asociado a los recortes sociales durante la etapa en la presidencia de Artur Mas, y un agresivo defensor de su partido en sus numerosos casos de corrupción.

La oposición antinacionalista y el gobierno central de Mariano Rajoy tampoco querían a Turull, por considerar que un presidente de Cataluña encausado por declarar la independencia seguiría representando un factor de inestabilidad.

El Parlamento convocó ayer una segunda votación el sábado para elegir a Turull como presidente. Esta vez le bastaría ganar por mayoría simple, y no por la mayoría absoluta, como ayer. Pero para ello tiene dos obstáculos: el primero, para llegar a 66 votos necesitaría que Puigdemont y Toni Comin, los dos parlamentarios fugados a Bruselas, renuncien a su acta y la cedan a diputados suplentes.

El segundo obstáculo, y más importante, es que Turull, quien ocupó el puesto de consejero de presidencia con el destituido Puigdemont, debe comparecer hoy junto a otros cinco ex consejeros ante el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena.

El juez Llarena citó el miércoles a los seis políticos dentro de la causa por rebelión, sedición y malversación por la que ya están en prisión cuatro políticos y activistas.

Si el juez le aplica a Turull el mismo criterio que ha seguido con sus compañeros, hoy puede ser encarcelado, lo que impediría que fuera electo. Esa fue la razón por la que el miércoles el Parlamento catalán decidió a contrarreloj proponer su candidatura, llamando a evitar “injerencias” de los jueces en el proceso democrático catalán.

Ese fue también el motivo de que el discurso de Turull ayer fuera tan comedido. El político evitó hablar de independencia o de la república catalana declarada el 27 de octubre, pidió “diálogo, diálogo y diálogo” y se refirió a la “esperanza de recibir la mano tendida del jefe del Estado o del gobierno español”.

Turull es consciente de que un discurso más radical aumentaría sus posibilidades de ir a prisión. El último informe de la Guardia Civil aportado a la causa de los políticos catalanes define a Turull como una figura “extraordinariamente relevante” que se ocupó de puntos clave de la convocatoria del referéndum de independencia.

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