Bruselas

Ante la desafección, la incertidumbre y la desconfianza, Europa necesita hoy más que nunca de la crítica de Carlos Marx, un filósofo, economista, politólogo, sociólogo y periodista alemán que dedicó su vida a dar sentido a las esperanzas y temores del mundo del siglo XIX, consideraron académicos y expertos.

A diez años de la quiebra de Leh-man Brothers, el cuarto banco de inversión más grande de Estados Unidos, la Unión Europea sigue teniendo dificultades para salir de una crisis que no sólo ha sido económica, sino también social, cultural y de credibilidad sobre la clase política.

La prolongación de la crisis ha sido el resultado de la ausencia de una interpretación crítica de las teorías desarrolladas por los economistas de la era de la globalización, señaló Ewald Engelen, profesor de Geografía Económica en la Universidad de Ámsterdam, quien al igual que Marx en su tiempo, está fascinado por la coyuntura política, económica y ecológica de actualidad.

“Para entender lo que está ocurriendo necesitamos criticar la narrativa que actualmente utilizan la élite y los partidos tradicionales para evitar que nos demos cuenta de lo que sucede”, afirmó el catedrático durante un reciente seminario dedicado al pensador nacido en Renania.

“No hay mejor fuente a la que podamos recurrir que a Carlos Marx, debido a que desarrolló una serie de herramientas críticas que son muy aplicables en la coyuntura actual”, dijo.

El profesor de Economía de la Universidad Libre de Bruselas, Thierry Debels, igualmente consideró que Marx, de cuyo natalicio se cumplen mañana 200 años, sigue siendo relevante. “El hecho de que celebremos el 200 aniversario de Marx significa que sigue siendo relevante en la actualidad”, dijo a EL UNIVERSAL. “Muchos sindicatos en Europa todavía tienen su fuente de inspiración en las ideas de Marx. El problema es que la idea central de Marx, el antagonismo de los trabajadores y los capitalistas, no resultó cierta”, expuso.

“Los trabajadores cada vez están más involucrados en las compañías, convirtiéndose ellos mimos en capitalistas, por ejemplo, adjudicándose acciones de la sociedad. Capitalistas y trabajadores tienen que trabajar conjuntamente porque es en su interés, especialmente ahora que deben enfrentar a las firmas de China”.

Si bien reconoció que ninguna de sus teorías es aplicable en la actual política económica, pues “han sido desacreditadas” al paso de la historia, consideró importante que su herencia filosófica siga teniendo presencia en las aulas.

“Mis estudiantes tienen que conocer las ideas básicas de Marx, al igual que las de John Keynes, ambos grandes pensadores con enorme impacto sobre sociedades y personas”, sostuvo el investigador nacido en la medieval Brujas.

Fuera de la academia, Marx sigue siendo munición de controversia en Europa, como se hizo evidente en la antesala de las festividades convocadas en Tréveris, Alemania, con motivo de los 200 años de su natalicio.

El choque fue protagonizado por el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y aquellos que se oponen a la “glorificación” del filósofo alemán.

“Es espantoso que Jean Claude Juncker considere necesario conmemorar a un hombre cuya ideología, el marxismo-comunismo, causó más de 100 millones de muertes”, acusó Paul Nuttall, antiguo líder del Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP).

“Marx y su degenerada ideología no deberían conmemorarse”, declaró a la prensa británica.

Voces opositoras también se dejaron sentir en los países que vivieron bajo el comunismo.

La oficina de Juncker justificó su asistencia en Alemania insinuando que no habría que confundir las ideas políticas de Marx con los excesos revolucionarios o los crímenes cometidos en nombre del estalinismo.

“El presidente Juncker es consciente de las sensibilidades y los hechos históricos, así como de los puntos de vista de las personas. Pero nadie puede negar que Carlos Marx es una figura que dio forma a la historia de una manera u otra”, declaró Mina Andreeva, portavoz de la Comisión Europea.

“No hablar de él sería negar la historia”, precisó.

Al ser cuestionado sobre cómo Marx eventualmente reaccionaría al darse cuenta de que sus predicciones no se materializaron, Debels respondió: “Creo que Marx no tendría motivo para quejarse”.

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