Dramáticas imágenes muestran los efectos del calentamiento global en muchos rincones del planeta. Ahí están las fotografías del oso polar que agoniza por inanición, y los incendios que arrasan las mayores extensiones de bosques en la historia de California. Ambos son rostros del mismo fenómeno: el cambio climático producto de la acción humana.

Durante la Cumbre “One Planet Summit”, que tuvo lugar en París la semana pasada, a dos años exactamente de la firma del Acuerdo de París, el presidente francés, Emanuel Macron, afirmó: “Estamos perdiendo la batalla del cambio climático.” Las conclusiones: acelerar el paso para alcanzar los objetivos comprometidos por 195 países, se avanzó en el objetivo de atender el financiamiento para las naciones más pobres y vulnerables, así como de redoblar el paso. Sólo Estados Unidos abandonó el Acuerdo.

California y Alaska —colindante con el océano Ártico— viven catástrofes ambientales distintas, pero ambas producto del cambio climático con una perspectiva aceleración. Los incendios devastadores en California que se prolongan durante un verano caliente y con nubosidad muy disminuida, un otoño sin lluvia y se acercan al invierno sin poder ser extinguidos. Pareciera abrirse una tipología que podría repetirse con mayor frecuencia, coinciden científicos.

En California continúan los incendios producto del cambio climático: lluvias torrenciales —a las que se llama diluvios— elevadas temperaturas, sequía extrema, vientos con gran fuerza que expanden el fuego y arrasan todo lo que encuentran a su paso. La más grande pesadilla: el incendio Thomas en la costa del Pacífico no logra ser apagado, los vientos lo reavivan, el esfuerzo de los bomberos es épico sin lograr detener el incendio en un área mas grande que la que abarcan grandes ciudades de Estados Unidos. Thomas Fire ha destruido destruye 243 mil acres (más de 98 mil hectáreas), ha sido contenido en un 30%. Sólo en los condados de Santa Bárbara y Ventura ya destruyó 500 casas. El fuego no cesará mientras no dejen de soplar los vientos que lo reavivan. De seguir avanzando hacia Santa Bárbara y Montecito, pondría en riesgo a 250 mil residentes y 62 mil estructuras, con pérdidas económicas de 46 mil millones de dólares. Los residentes esperan sugerencias de evacuación voluntaria, o bien, órdenes de evacuación en caso de peligro inminente.

Las torrenciales lluvias en California del invierno de 2016 aumentaron el crecimiento de pastizales y de la vegetación en general, hubo buenas cosechas. Pero las temperaturas inusualmente elevadas durante la primavera y el verano de este año ocasionaron sequía y la vegetación se tornó inflamable, produciéndose las condiciones para grandes y destructivos incendios que se expandieron como nunca gracias a vientos huracanados.

Los meteorólogos sugieren que el aire sobre el Pacífico proveniente del noroeste, tiene relación con el enfriamiento producido sobre las aguas por las condiciones de La Niña, ¿podría ser el culpable de lo ocurrido? Las predicciones indican que podrá haber, cada vez con mayor frecuencia, temporadas de menos lluvia en California en el otoño en el futuro, y más lluvia en diciembre y enero. De ser así habría un peligro mayor por la ampliación de la temporada de incendios. Otros sugieren que aumentarán las precipitaciones en la Sierra Nevada en el futuro. Como quiera que sea, este es el resultado de temperaturas mas elevadas, que provocan cambios climatológicos.

El cambio climático golpea también al océano Ártico donde los deshielos continúan avanzando. Este año, según reporta Henry Fountain en el New York Times, las temperaturas fueron tan altas en la costa norte de Alaska que las computadoras de monitoreo rechazaron las lecturas como equivocadas, aunque no lo eran. Las temperaturas aumentaron por la pérdida de hielos, resultado del cambio climático según describió Deke Arndt, jefe de esa estación de monitoreo del clima de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). La disminución del hielo provocó temperaturas inusualmente elevadas.

En el planeta, aumentan las temperaturas, huracanes y tornados, crece su fuerza y su frecuencia, lluvias torrenciales y sequías con pérdida de cosechas en uno y otro caso, incendios cada vez más devastadores y prolongados, desertificación de amplias extensiones, vientos huracanados con alto poder destructivos, tornados que amplían su rango de acción, pérdida de flora, de biodiversidad y de especies desde insectos hasta grandes mamíferos. Es evidente que vivimos el deterioro de los equilibrios que prevalecieron durante milenios en la naturaleza y en su relación con el hombre cuyo desarrollo y acciones provocan el cambio climático que vive el planeta. Unos fenómenos meteorológicos influyen sobre otros.

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