Madrid.— La dimisión ayer de la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, pone fin a un culebrón político que mantuvo a España en vilo durante un mes. Y el desenlace no decepcionó las expectativas más disparatadas: Cifuentes dimitió tras publicarse que en 2011 robó dos botes de crema en el supermercado.

El periódico sensacionalista OkDiario difundió ayer un video en el que Cifuentes es retenida por dos guardias de seguridad de un comercio ubicado junto al parlamento autonómico madrileño. Los guardias le piden a la política del conservador Partido Popular (PP) que saque del bolso dos botes de cosméticos por valor de 40 euros que la han visto sustraer. Cifuentes, quien en aquel momento era vicepresidenta del parlamento, niega el robo, hasta que termina pagando los productos y la dejan marchar.

Cifuentes estaba en entredicho por un caso mucho más grave y ayer finalmente renunció a su cargo, argumentando que no podía resistir la campaña contra ella y que el video “obedece a una situación de un error involuntario”. Una investigación periodística de eldiario.es desveló en marzo que Cifuentes había recibido en la Universidad Rey Juan Carlos un título universitario en 2012 sin acudir a clase, examinarse ni presentar el trabajo final. Cifuentes negó estas acusaciones de trato de favor, presentó las actas de su defensa del trabajo, firmadas por tres profesoras, y aseguró que todo se debía a un error de la universidad en su expediente.

Durante semanas, los medios españoles han publicado pruebas que desmentían la versión de la presidenta. La Universidad Rey Juan Carlos, muy ligada al PP, apoyó en un principio la versión de Cifuentes, pero se vio obligada a abrir una investigación tras la que denunció “graves irregularidades”. La más importante es que el acta con firmas de las profesoras era falsa, lo que representa un delito que obligó a intervenir a la fiscalía.

El partido Ciudadanos anunció que, si Cifuentes no cedía la presidencia a otro miembro del PP, desbancaría a su partido del poder.

Comenzó entonces una complicada partida de ajedrez dentro del PP. Un sector quería deshacerse de Cifuentes y retener el gobierno de Madrid, pero otras familias pensaban que ese gesto fortalecería a Ciudadanos.

Cifuentes dejó su dimisión en manos del presidente del PP y de España, Mariano Rajoy, pero éste jugó la estrategia de dejar que el desgaste público actuara sobre la líder. Sólo ayer, después de la renuncia de la presidencia, se pronunció Rajoy: “Cifuentes ha hecho lo que tenía que hacer, su dimisión era obligada”. Se espera que su número dos, Ángel Garrido, sea su sucesor.

El predecesor de Cifuentes en el cargo, Ignacio González está preso por la red de corrupción del caso Lezo, que tiene una derivada judicial que afecta a OHL México, desde donde la Guardia Civil cree que González pudo recibir dinero por una compra de favores.

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