La búsqueda del submarino argentino desaparecido hace una semana en el Atlántico Sur, en la que participan 11 países, entró ayer en una fase crítica, ya que sus 44 tripulantes podrían empezar a sufrir la falta de oxígeno si la nave sigue bajo el agua, como se cree.

La Armada argentina informó ayer que se está analizando una “anomalía hidroacústica” que se detectó hace una semana en la zona del Atlántico donde se reportó por última vez el submarino ARA San Juan, un “ruido” que fue registrado casi tres horas después de la última comunicación con la nave.

El dato fue enviado ayer desde Estados Unidos, país al que se le pidió proporcionar toda la información posible de posibles alteraciones sonoras que monitorean desde allá “agencias que se dedican a registrar eventos hidroacústicos en el mundo”, y para la fuerza militar argentina significa “un indicio oficial”, según señaló el capitán de navío Enrique Balbi.

Hasta ese lugar se trasladaron embarcaciones como aeronaves para tratar de determinar si corresponde a la embarcación. Consultado sobre si el origen del ruido podría ser una explosión, Balbi dijo que prefería no hacer “conjeturas” y que “es un ruido que hay que corroborar e investigar”.

“Se están desplegando buques de la Armada argentina con sonares y telefonía subacuática. También está previsto un vuelo de un P8 estadounidense para sembrar sonoboyas en el mar”, al igual que un avión P3 antisubmarino de Brasil, con capacidad de detectar anomalías magnéticas, destacó el portavoz de la Armada.

El submarino argentino ARA San Juan desapareció el miércoles 22 de noviembre en el Atlántico Sur, siete días después de reportar una avería, sin indicios sobre si está sumergido en fase crítica de oxígeno para la supervivencia de sus 44 tripulantes o flota a la deriva en alta mar.

“No hay rastros. No hay ningún tipo de contacto detectado ni indicios. Estamos en una fase crítica de oxígeno, en el séptimo día, si el escenario fuese de que está en inmersión”, había dicho Balbi.

Aeronaves y buques de 13 países lo buscan en un área de casi 500 mil km2. No hay comunicaciones con el sumergible ni tampoco hubo señales de pedidos de socorro.

Expertos consultados por Reuters consideraron que el submarino estaría asentado a 200 metros bajo el mar —la profundidad aproximada de la plataforma continental argentina en esa zona— y que si no emergió es porque ningún tripulante pudo accionar los mecanismos manuales para hacerlo subir.

Los familiares de los tripulantes comenzaban a mostrar desesperación en Mar del Plata, una ciudad turística situada 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, a cuya base militar el submarino debía haber llegado a comienzo de la semana.

“Que no haya nada es terrible, nos sentimos devastados, nos sentimos impotentes, nos sentimos con bronca”, dijo entre llantos a Reuters Elena Alfaro, hermana de Cristian Ibáñez, experto en radares que iba en la nave. “Yo no descarto nada, así como dicen ellos [las autoridades] que no descartan ninguna hipótesis”.

El presidente estadounidense tuiteó que “no queda mucho tiempo. ¡Que Dios les acompañe [a los tripulantes del submarino] y al pueblo de Argentina”.

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