Colombia sufrió ayer una sacudida política y un severo retroceso en su plan de pacificación total, luego de que el Frente Juan Fernando Porras Martínez, del guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN) —la última insurgencia comunista colombiana—, asesinó a cinco soldados y dejó heridos a 10 en un ataque con cargas explosivas en contra de una caravana militar en el oriental departamento de Norte de Santander, cerca de la frontera con Venezuela.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, tuiteó: “Repudio absoluto al cobarde atentado contra nuestros héroes en Norte de Santander. Toda mi solidaridad con las familias y pronta recuperación para los heridos”. “Vamos tras los responsables. Perseverar es la consigna”, advirtió.

La presidencia de Colombia informó a EL UNIVERSAL que, cerca de las 01:00 horas en ese país (00:00 en el centro de México), un “ataque con cargas explosivas en contra de vehículos militares que transportaban tropas adscritas a la Fuerza de Tarea Vulcano de la Segunda División del ejército, fue perpetrado la madrugada de este martes en jurisdicción de la vereda Palmarito, entre los municipios de Tibú y Salazar de Las Palmas, en Norte de Santander”. “Los militares heridos fueron llevados a centros asistenciales de la ciudad de Cúcuta”, capital departamental, precisó.

Los hechos agravaron la crisis en el proceso de paz que el gobierno de Santos comenzó en febrero de 2017 en Quito, Ecuador, con el ELN, pero que está suspendido desde el 10 de enero de 2018. No fue posible obtener una reacción oficial de esa fuerza insurgente, en guerra con el Estado colombiano desde 1964, sobre el operativo en Norte de Santander.

La pacificación total colombiana es una meta en ese país mientras siguió avanzando con dificultades un acuerdo de paz que, tras cuatro años de negociaciones en Cuba, el gobierno suscribió en noviembre de 2016 con las ex guerrilleras y comunistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ya legalizadas como partido político, para poner fin a más de 52 años de un conflicto bélico que estalló también en 1964.

Contradicción. El ministro de Defensa Nacional, Luis Carlos Villegas, fustigó al ELN porque mientras el lunes anunció que adoptará un cese al fuego unilateral entre el 9 y el 13 de marzo próximos, por los comicios legislativos del 11 del mes entrante, después atacó. “No se puede el mismo día proponer un cese del fuego y asesinar a 5 soldados y dejar heridos a 10”, reprochó, vía Twitter. “Repudio” al “vil atentado”, reafirmó.

Sin embargo, Aureliano Carbonell, negociador del ELN en los diálogos con el gobierno colombiano en Quito, señaló que el alto el fuego unilateral del grupo por laslegislativas sólo será del 9 al 13 de marco. “Antes del 9 o después del 13 no hay ningún compromiso”, dijo.

El ejército de Colombia rechazó “estas acciones cobardes e indiscriminadas, donde el ELN ante la imposibilidad de enfrentar a las tropas emplean medios y métodos de guerra no convencionales, prohibidos expresamente por el Derecho Internacional Humanitario, que ponen en riesgo la vida de nuestras tropas y de la comunidad que transita por el sector”. La negociación de paz se volvió a entrabar con el ataque de ayer, pese a que ambas partes acordaron, el 4 de septiembre de 2017, un cese del fuego bilateral y temporal que rigió del 1 de octubre del año pasado al 9 de enero de 2018.

Sin el cese de hostilidades, el ELN atacó objetivos castrenses y de la infraestructura petrolera el 10 del mes anterior, por lo que Santos retiró a la comitiva gubernamental del diálogo en Quito; los rebeldes realizaron luego un paro armado y otras acciones bélicas.

La estatal Defensoría del Pueblo aseguró en Twitter que el ataque de ayer “es una burla a la esperanza de los colombianos” y preguntó: “¿Cuál paz busca el ELN?”.

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