.— Al cerrar el primer semestre de 2022, Argentina registró un dato demoledor con 16 millones 700 mil argentinos, o 36.5% de población, que cayeron a situación de pobreza.

El número subió a 17 millones en agosto de 2023 y a hoy, con Argentina involucrada en primera vuelta de las elecciones presidenciales, con 18 millones 365 mil pobres —40.1%— en un país con 48.5 millones de habitantes: cuatro de cada 10 personas estan en la miseria.

Los datos son oficiales, tal es el dramático y profundo trasfondo socioeconómico de los comicios también legislativos en la nación que se vanaglorió de ser la tercera economía de América Latina y el Caribe, después de Brasil y México, y que insistió en exponerse como la de raíces con mayor componente europeo de América.

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El ministro de Economía de Argentina y candidato presidencial por el partido Unión por la Patria, Sergio Massa, durante un mitin de campaña en Buenos Aires. Luis Robayo | AFP
El ministro de Economía de Argentina y candidato presidencial por el partido Unión por la Patria, Sergio Massa, durante un mitin de campaña en Buenos Aires. Luis Robayo | AFP

La radiografía oficial mostró que la pobreza azota a 57% de los menores de 17 años y a 59% de los adolescentes de 12 a 17, mientras que la indigencia golpea a 16% de la población.

Argentina se juega hoy su futuro con cinco aspirantes, tres tienen opciones reales de avanzar a segunda ronda y, entre todos, uno con posibilidad de ganar en primera para asumir el 10 de diciembre, al celebrarse 40 aniversario del retorno a la democracia, y cumplir un mandato de cuatro años. Sin descartar ninguna sorpresa en un país que, a lo largo de su historia, saltó de democracia a dictadura o de dictadura a democracia con la misma rapidez con que brincó de izquierda a derecha o en vía contraria, el economista ultraderechista argentino Javier Milei, del opositor partido La Libertad Avanza, se consolidó como único y gran favorito.

En tierra futbolera, Milei es líder delantero en contienda con dos candidatos en ambos extremos— la derechista Patricia Bullrich, de la opositora Juntos por el Cambio, y el izquierdista Sergio Massa, de oficialista Unión por la Patria y ministro de Economía— en la lucha por tratar de pellizcar votos para pasar a la segunda fase, que sería el 19 de noviembre.

El congresista argentino y candidato presidencial de la Alianza Avanza La Libertad, Javier Milei, saluda a sus partidarios durante un mitin de campaña en Buenos Aires. Foto: Luis Robayo | AFP
El congresista argentino y candidato presidencial de la Alianza Avanza La Libertad, Javier Milei, saluda a sus partidarios durante un mitin de campaña en Buenos Aires. Foto: Luis Robayo | AFP

Colocados por diversas encuestas en puestos de rezago, otros candidatos son el izquierdista Myriam Bregman, del bloque opositor Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad, y el centroizquierdista Juan Schiaretti, de la coalición centrista Hacemos por Nuestro País; y 35 millones 912 mil 841 argentinos podrán acudir hoy a las urnas para elegir presidente y vicepresidente, 130 de los 257 escaños de la Cámara de Diputados y 24 de las 72 bancas del Senado.

Aunque los cargos legislativos saldrán electos hoy (salvo eventualidades), los de presidente y vicepresidente están sujetos a una regla: para ganar hoy deberán lograr 45% de los votos o, si sólo consiguen pasar 40%, obtener más de 10 puntos de diferencia sobre el segundo, de lo contrario, sólo las dos fórmulas que capten hoy más sufragios avanzarán a la segunda etapa, en la que se triunfará con mayoría simple.

Con múltiples deudas pendientes en derechos humanos por atrocidades de dictadura militar derechista que gobernó de 1976 a 1983, los argentinos se disponen hoy y en los siguientes 49 días definir entre la continuidad, con Massa, el retorno al pasado reciente, con Bullrich, o arrojarse al vacío de la zozobra, con Milei.

“Es posible que ninguno de los resultados derive en la resolución del conflicto central: cómo sale Argentina de este atolladero (…) que ha atravesado desde el retorno a la democracia”, afirmó el politólogo Facundo Nejamkis, director de Opina Argentina, organización de análisis de opinión pública, comicios y gestión de gobierno.

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“Los electores argentinos han puesto en crisis al sistema político que vino dominando la pelea en Argentina en últimos 20 años. Esa crisis se expresa en emergencia de nueva fuerza política liderada por un candidato [Milei] muy disruptivo, que quedó primero en la elección [primaria en agosto de 2023] sacando 29% de los votos y ahora se juega la de verdad, como decimos acá en Argentina, que es la elección general”, dijo Nejamkis a EL UNIVERSAL.

Al subrayar que encuestas “marcan como más probable una elección en segunda vuelta entre candidato más votado, Milei, y el del oficialismo, Massa”, indicó qué “sucesos de última semana llevan a pensar si este escenario está en crisis.

“Argentina ha tenido devaluación del dólar no oficial o paralelo [en la última semana] que saltó de 750 pesos a casi mil por dólar y eso tiene un impacto muy fuerte en la canasta de alimentos del sector más pobres”, recordó. (El dólar oficial, y restringido, rondó 365 pesos esta semana).

“Por lo tanto, eso puede deparar resultados inesperados y podría llegar a ser que Milei termine ganando en primera vuelta e, incluso, el escenario menos probable pero que tampoco es imposible: que el oficialismo se termine quedando fuera de la segunda ronda”, planteó.

Milei proclamó política para arrasar con el gigante del aparato estatal, recortar el gasto público y disminuir cifras deficitarias de finanzas públicas, con cierre de 11 ministerios: Turismo y Deporte; Cultura; Mujeres, Género y Diversidad; Obras Públicas, Ambiente y Desarrollo Social; Ciencia, Tecnología e Innovación; Trabajo, Empleo y Seguridad Social; Transporte; Salud; Educación, y Desarrollo Social. Anunció dolarización de la economía: “El Estado no es la solución, es el problema”, dijo.

Massa significa prolongar políticas pro-Estado actuales del izquierdista Alberto Fernández, de 2019 a 2023; Bullrich representaría regresar a neoliberales del derechista Mauricio Macri, gobernante de 2015 a 2019, por eso y pese a claro y contundente propaganda electoral, el signo de interrogación persigue a Milei.

Argentina tendrá a partir del 10 de diciembre a su décimo mandatario de 12 administraciones (dos interinas) en 40 años. En otro factor frecuente de su turbulenta historia, el país siguió hundiéndose en 2023 al precipicio socioeconómico; datos de inflación y pronósticos para el cierre de año siguieron cambiando a diario hacia el incremento.

Los datos oficiales mostraron que el índice de precios, que cerró en 94% en 2022, llegó a 138% de septiembre de 2022 a septiembre de 2023, reconfirmó su escenario de incesante crecimiento y superó expectativas independientes de que sería de 116% a 130% a diciembre de este año. La devaluación incesante se mostró como una mala compañera de viaje.

“Lo peor podría estar por venir”, alertó el periódico La Nación. Los números de pobreza difundidos a finales de septiembre correspondieron al primer semestre de 2023 y “no contemplan un fogonazo inflacionario que se registró tras devaluación de agosto” tras las primarias. El desempleo en Argentina llegó en junio de 2023 al entorno de 7% de población económicamente activa (PEA), según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El Banco Mundial precisó que Argentina registró en 2022 una PEA de 21 millones 424 mil 68 personas, por lo que hubo casi millón y medio de desocupados al final del primer semestre de este año.

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“Argentina enfrenta desafíos muy importantes hoy”, destacó el economista chileno Rodrigo Valdés, director del Departamento para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), clave para la economía argentina. El presidente Fernández quedó signado por un rígido escenario financiero por un deuda de 44 mil millones de dólares que Macri asumió en 2018 con el FMI y cuyo pago, vencimientos y atención de intereses repercutieron con severidad.

En conferencia, Valdés mencionó la “alta y creciente inflación y la baja cobertura de reservas en el contexto de una situación social delicada (...) Abordar estos desafíos y salvaguardar la estabilidad requiere un plan fuerte y creíble e, idealmente, respaldado políticamente por una amplia mayoría. Ese plan tiene que estar anclado en un decisivo fortalecimiento de las finanzas públicas que proteja a los más vulnerables”.

En artículo en La Nación, el economista argentino Miguel Kiguel, exsecretario de Finanzas de Argentina, previó desde febrero pasado que “la lista de problemas sigue y sigue (...) estancamiento económico y el nivel de pobreza”. Las recurrentes crisis económicas, puntualizó, por déficits fiscales y por moneda sobrevaluada “que siempre termina en devaluaciones que generan inflación, recesión, crisis de deuda y crisis bancarias que carcomen la confianza, alientan la fuga de capitales y terminan empobreciendo al país”.

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