Se suponía que la foto de Aylan Kurdi, de tres años, aparecido sin vida en la costa de Turquía tras el naufragio de dos embarcaciones de refugiados sirios, sacudiría la conciencia de la clase política europea para poner alto a la tragedia migratoria en las aguas del Mediterráneo.

Sin embargo, dos años y medio después de haber circulado aquella imagen que generó conmoción en el mundo, es evidente que ni Europa ni el resto de la comunidad internacional han hecho lo suficiente para evitar la repetición de historias como la de aquel pequeño encontrado sobre la orilla de la playa, boca abajo y con sus manos extendidas.

De acuerdo con la Organización Mundial sobre las Migraciones (OIM), desde que inició el Proyecto de Migrantes Desaparecidos en 2014, se sabe de la muerte de mil 202 niños migrantes, de ellos, casi la mitad perdió la vida en su intento por cruzar las aguas del Mediterráneo.

Concretamente, 396 menores murieron durante su travesía por la ruta del Este del Mediterráneo, 164 en la zona centro y 16 en su cruce hacia la Península Ibérica.

Más allá del Mediterráneo, la segunda zona más letal para los migrantes son las fronteras de África, con 137 casos, seguido por el cruce entre México y Estados Unidos con 20 decesos, y el interior de Europa, con 20 incidentes.

La mayoría de las muertes fueron por ahogamiento, 681 niños perecieron intentando cruzar el Mediterráneo o el Golfo de Bengala; otros 68 menores murieron por accidentes carreteros o asfixia durante su traslado, 50 perdieron la vida por exposición a ambientes hostiles, 35 por violencia, y 23 debido a enfermedades o falta de medicamentos.

Del total de las víctimas, la OIM sólo conoce la edad de 21% de los casos: 58 de ellos ni siquiera tenía un año de vida y 67 estaban entre uno y cinco años. La edad media del resto de las víctimas es de ocho años.

La OIM considera que el retrato trágico de los niños migrantes es mucho mayor. Por un lado, las cifras no encajan, las mil 202 muertes registradas equivalen a 5% del total de las muertes de migrantes a nivel global; cuándo el número de migrantes menores de 18 años representan 12.5% de los flujos totales.

En el caso europeo su presencia es aún mayor, del millón de migrantes que llegaron por mar a Italia y Grecia en 2015, un cuarto fueron menores, y en el caso particular italiano, 72% fueron no acompañados.

Julia Black experta del Proyecto de Migrantes Desaparecidos de la OIM, explicó recientemente a EL UNIVERSAL las enormes dificultades que enfrentan para recolectar información. Señaló que en ocasiones las autoridades sólo reportan números sin aportar mayores detalles sobre el sexo y edad de la víctima migrante.

“La cantidad de niños que mueren durante la migración es mucho más alta de lo que sabemos. Acceder a mejores datos podría contribuir a reducir este tipo de tragedias en el futuro, así como ayudar a las familias a identificar a sus seres queridos”, señaló Black.

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