A11 años del inicio del Presupuesto Participativo, aunque el balance es positivo, hay muchos retos por delante para catapultar este ejercicio de participación ciudadana y uno de los más importantes, de acuerdo con especialistas, es la clarificación de sus alcances, pues no habría que votar por acciones que son obligación de los gobiernos como mejorar la seguridad, balizar, reencarpetar o tener acceso al agua.

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Para Carlos Ricardo Aguilar, investigador en el Departamento de Procesos Sociales de la UAM, el Presupuesto Participativo ha venido a menos, pues se pone a votación lo que por de facto deberían hacer las autoridades.

“El Presupuesto Participativo, como herramienta de participación, la está reduciendo a una mera selección de opciones que, en el peor de los casos, someten a votación proyectos que no tienen una lógica general desde la particularidad de mi vecindario, es decir, cada vez vemos más proyectos que tienen que ver con balizamientos, cambios de redes de agua, cosas que de facto el gobierno tendría que hacer”, señaló.

El investigador incluso ironizó al señalar que de seguir por este camino, en 30 años o menos, se estará votando para ver si llega agua a nuestros hogares o se ponen topes. “Hay cosas que no tienen por qué estar sometidas a votación”, afirmó.

En este sentido, el experto aseguró que este ejercicio se ha desvirtuado porque cada vez hay menos participación, pues, insistió, se vota por acciones que de facto los gobiernos tendrían que estar haciendo.

Por lo anterior, afirmó, hay que repensar y recuperar el sentido original del Presupuesto Participativo, aprendiendo de todo lo realizado y ver qué han hecho mal y bien, “pero sí cambiar el rumbo, pues generó y genera mucha popularidad, pero no está sirviendo para resolver problemas públicos, sino para solventar el gasto público del gobierno”.

En este sentido, Jessica Rojas, especialista en Derecho Electoral, comentó que el Presupuesto Participativo no está para suplir las deficiencias que no está llevando acabo el gobierno en turno, al contrario, puntualizó, está para coadyuvar, fortalecer y mejorar estos espacios en las unidades territoriales.

“Tiene que haber una claridad, la difusión es buena, pero debe de haber una claridad del enfoque que se le quiere brindar al Presupuesto Participativo. El grueso de los proyectos se están yendo a temas de seguridad, calentadores solares, patrullas, reencarpetamiento, cámaras de seguridad, servicios de agua… A ver, eso no le correspondería hacer al Presupuesto Participativo, pues es un tema de apropiación del espacio público y cohesión social que tanta falta nos hace”, puntualizó Jessica Rojas.

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De igual forma, mencionó que otro reto es involucrar a la niñez y juventud para que formen parte de los comités dictaminadores, a través de un comité de asesor consultivo. En este sentido, aseguró que se debería hacer una consulta infantil y juvenil del Presupuesto Participativo para darles peso desde ahora para la toma de decisiones en su comunidad.

“Se tiene que difundir no sólo la convocatoria y el ejercicio mismos, sino la conclusión de la obra y decir que fue producto del Presupuesto Participativo y no de las alcaldías, pues por la propia dinámica se llega a pensar que son obras que genera la alcaldía y no es así”, sostuvo.

Javier Santiago, expresidente del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), puntualizó que el Presupuesto Participativo da poco margen a los ciudadanos para verdaderamente incidir en sus comunidades porque se vota únicamente por algunos rubros, “pero hay una problemática en la Ciudad en que deberían poder participar”.

Aumenta la participación vecinal

Durante estos 11 años, el promedio de participación ha sido de 375 mil personas, es decir, 5% de la lista nominal de electores en la Ciudad de México.

En opinión del consejero electoral Mauricio Huesca, presidente de la Comisión de Participación Ciudadana y Capacitación del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), la participación de los vecinos ha aumentado y se han generado cambios importantes en las comunidades durante estos 11 años, pero hay situaciones, expuso, desde la dictaminación de los proyectos hasta su ejecución, que aún generan desconfianza. “Quitando esta situación que es algo que el Congreso, las alcaldías y el IECM deben de mejorar, pues creo que el Presupuesto Participativo es una gran herramienta que sí ha generado cambios importantes en las diferentes unidades territoriales. Ha generado en algunos casos reconstrucción del tejido social, en otros casos, mejoras en obras y servicios de infraestructura urbana, pero, en todo caso, ha sido un ejercicio relevante para nuestra Ciudad de México”, apuntó Huesca.

Consideró que el principal logró que del Presupuesto Participativo a lo largo de estos años es que ha generado cohesión social, pues los vecinos se deben poner de acuerdo para votar por un proyecto que beneficie a su comunidad, a pesar de sus diferencias ideológicas o problemas.

No obstante, Mauricio Huesca aceptó que el principal reto que tiene por delante este ejercicio de participación ciudadana es que se ejecuten al pie de la letra los proyectos que se proponen y se votan, y asimismo, que haya reglas claras al momento de presentar los proyectos.

“Necesitamos saber cuánto nos cuesta un metro cuadrado de parque, cuánto nos cuesta un metro lineal de pintura, los postes, los juegos infantiles, en fin, tenemos que tener claridad del costo porque muchas veces las y los vecinos tienen un poco de desilusión al advertir, por ejemplo, que ellos cotizan un juego de bancas y sillas para parque en 30 mil pesos, pero la alcaldía los compra en 150 mil pesos”, dijo.

Otro cosa que se debe mejorar es en avanzar más rápido en la ejecución de los proyectos ganadores que les son enviados a las alcaldías tras las consultas. Por ejemplo, sólo cinco demarcaciones presentan 100% de avance físico y financiero en la ejecución de sus proyectos del Presupuesto Participativo 2022.

Estas alcaldías son Cuajimalpa, Milpa Alta, Tláhuac, Venustiano Carranza y Xochimilco. En tanto, las demarcaciones más atrasadas en esta ejecución son Azcapotzalco y Gustavo A. Madero, con un avance de 73.39% y 79.91%, respectivamente, reveló el IECM en un informe enviado al Congreso local.

Modificar la Ley de Participación Ciudadana

Al respecto, la presidenta de la Comisión de Participación Ciudadana en el órgano legislativo local, Xóchitl Bravo, coincidió en que la ejecución de los proyectos por parte de las alcaldías es el reto más grande que enfrenta el Presupuesto Participativo.

Comentó que estos inconvenientes han generado desinterés entre la ciudadanía, pues además algunas alcaldías cambian los proyectos a ejecutar sin avisar, por lo que el IECM ha tenido que recurrir a ampliar las convocatorias para la presentación de propuestas.

Subrayó que este tipo de barreras los obligan a modificar la ley de Participación Ciudadana de manera urgente para cambiar las reglas de cómo se debe ejecutar el Presupuesto Participativo.

“Lo que estamos planteando es que desde el inicio de la resolución de los proyectos ganadores, las alcaldías marquen los montos, los alcances de la obra o servicio. Que inviten a la ciudadanía a las mesas en donde se licitan o adjudican los proyectos de Presupuesto Participativo, que se acompañen siempre de los vecinos en la ejecución de los proyectos”, adelantó.

Recalcó que lo que quieren hacer es garantizar la transparencia, la rendición de cuentas, que se tome en consideración a la ciudadanía, pero, sobre todo, que se aplique la Ley de Austeridad en la compra, obra o servicio del Presupuesto Participativo “para que rinda más para la gente y no se vaya a sobreprecios y que no cambien los frentes de obra, que es una de las denuncias más frecuentes que hace la ciudadanía.

El 7 de mayo los capitalinos tiene una nueva cita en las urnas para votar por cualquiera de los 22 mil proyectos participantes.

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