Estrés, ansiedad, angustia e impotencia son los sentimientos que padecen conductores del Metro que viven el arrollamiento de una persona que decide aventarse a las vías. Tan sólo este año, 35 personas han saltado al paso del tren.

El promedio de tiempo para que un operador supere esta situación puede ser de más de 15 días, periodo en el que reciben atención sicológica para lidiar y desahogar sus emociones. Aunque en el transcurso padecen falta de apetito, insomnio y nerviosismo.

En entrevista con EL UNIVERSAL, la sicóloga de la clínica de Zaragoza del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, Irma Maricela Guzmán Corona, detalló que cuando un conductor atropella a una persona se le canaliza al servicio médico y se le da tres días para que se estabilice, posteriormente acuden a sicología y el permiso de incapacidad llega a ser hasta de 15 días.

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“Para los operadores del tren es muy impactante, porque ellos [los conductores] tratan de frenar, pero por la energía, el peso, hace que la unidad no se detenga, sigue su avance y sufren un trauma bastante fuerte, estrés, porque ellos tratan de que no suceda este arrollamiento”, dijo.

La doctora expuso que los conductores de los trenes quedan con mucha ansiedad, impotencia y angustia. Muchos de ellos salen de la cabina después del impacto con presión o glucosa alta, por el suceso que acaban de vivir.

“Si acaso tenemos contados tres o cuatro conductores que les ha tocado dos veces y, no seguido, pasaron dos años, un año y arrollaron, pero no tenemos casos así tan frecuentes”, precisó.

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Atención terapéutica

La sicóloga resaltó que ningún conductor ha caído en consumo de alcohol o drogas derivado del trauma del suicidio de una persona. “No tenemos esos casos en el sistema. Todos los casos de los conductores que arrollan y que yo veo, ninguno cae en esa situación, en buscar estas salidas; no hay nada de esto”, aseguró.

Afirmó que el apoyo sicológico que reciben es mediante terapia de desahogo, aromaterapias, visualizaciones creativas y meditación para que se relajen. “Muchos de ellos después de esto quedan impactados tremendamente, algunos quedan con nauseas, dolor de cabeza; sí les impacta bastante esta situación y se les tiene que estar atendiendo de manera sicológica; algunos necesitan algún medicamento para estar tranquilos porque tienen nerviosismo, insomnio, falta de apetito”, detalló.

Guzmán Corona precisó que “dos o tres conductores este año” han requerido de atención siquiátrica al no poder superar este momento, o bien su malestar empeora derivado de problemas emocionales originados en casa o a nivel personal.

“Son contados los que quedan con una situación fuerte de estrés postraumático. (...) Es fuerte, les afecta de momento, pero con el paso de los días [retoman] su trabajo”, dijo.

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