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“Se olvidaron totalmente de nosotros”, dijo Juana López González, habitante de calle Cerrada de Quetzal de la colonia Ejidal San Isidro, cuya vivienda fue arrasada por el desbordamiento de la presa Angulo el pasado 4 de septiembre.

“Lástima que no pueda encender mi grabadora, no sirve. Era mi música”, relató la mujer y mostró el aparato electrónico lleno de lodo.

La casa de doña Juana está a unos metros de la compuerta de la presa Angulo. La mujer puso a secar sus colchones, la grabadora y otras pertenencias sobre los costales de tierra colocados para intentar atajar el agua en caso de un nuevo desbordamiento del cauce.

“No tenemos a dónde ir, si tuviéramos ya nos hubiéramos ido”, dijo; “nosotros no queremos reubicarnos, ¿qué nos van a dar?”, preguntó.

Contó que el 4 de septiembre el agua subió más de un metro y la corriente arrastró todo.

Aseguró que a tres días de que las aguas negras inundaron su casa, ningún funcionario la ha visitado para evaluar los daños y menos para brindar ayuda. “No se ha parado nadie, no nos dicen nada”, dijo.

En la misma situación está Claudia Chávez Mata, cuyos vecinos le ayudaron la noche del 4 de septiembre a sacar a sus tres hijos de la vivienda, ubicada junto a la compuerta de la presa.

“En menos de dos minutos el agua comenzó a subir, horrible el desbordamiento y nosotros que estamos pegados a la compuerta, todo arrastró el agua. Yo tenía a mis hijos en el segundo piso, no podía sacarlos, los bomberos vinieron y se pararon aquí en el patio, no pudieron pasar. El agua tapaba completamente los carros”, recordó.

Relató que al fin rescataron a sus hijos, pero su vivienda tampoco ha sido visitada ni por el alcalde Víctor Manuel Estrada Garibay, quien recorrió la comunidad luego del primer desbordamiento.

“Desde la semana pasada nada más vinieron, dejaron una despensa y se fueron. Usted puede ver los daños y ninguna autoridad se ha venido a parar aquí. Menos el alcalde que viene con escoltas para que nadie se le acerque”, dijo.

Familias asentadas detrás de la cortina de la presa que sufrieron severos daños en sus viviendas y bienes quienes coinciden en que el apoyo ha sido poco, acaso para limpiar calles y sacar el agua y lodo del interior de las casas, nada más.

“Nadie ha venido. En la otra [el primer desbordamiento] vinieron, les dieron a los que estaban afectados. Pero ahora, se olvidaron totalmente de nosotros”, reiteró Juana.

Autoridades municipales dijeron que han brindado ayuda a las familias de varias comunidades afectadas por el desfogue de la presa y que continúan el censo de daños y la entrega de apoyos alimentarios.

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