Cuando Abril llegó a su casa, el cuerpo de su hija aún estaba tibio . A Jennifer Atziri su agresor la dejó tendida en el suelo.

La mañana del 26 de julio de 2015, Luis Roberto Castellanos Toledo cometió el crimen más atroz que se le puede hacer a una niña de cinco años: feminicidio y violación.

El proceso judicial que duró cuatro años culminó hace algunos días con una sentencia de 70 años de prisión para este hombre de 28 años, dictada por un juez del Distrito Judicial de Ecatepec.

Aunque la evidencia recabada en la investigación parecía contundente y la madre de la víctima señaló en repetidas ocasiones al agresor, fue un proceso largo y desgastante para la familia.

FUE TESTIGO

A las ocho de la mañana de ese domingo, Abril Chávez Ortuño regresó a su casa ubicada en la colonia Los Acuales, en Coacalco. Cuando la madre entró, vio al agresor encima de su hija.

—Le grité ¿qué haces?, y este señor se para, se dirige a la puerta y corre. La niña estaba tirada en el piso, ensangrentada, vestida. Éste hombre estaba encima de ella como si la estuviera dejando en el piso.

Al ver huir a Luis Roberto, su instinto de madre la llevó a tomar en brazos a Jennifer. Vio que su ropa estaba inundada de sangre y la acercó a su pecho. Se manchó manos, cara y ropa con la sangre de su hija.

Cargó a la niña y la llevó al cuarto de su hermana. Fue hasta que al escuchar sus gritos, llegó una vecina y le dijo que dejara el cuerpo porque iba a borrar las huellas. 

LA SEÑALARON

Abril estaba en shock, así la subieron a la patrulla para llevarla a la Fiscalía de Ecatepec. No entendía por qué si ella señalaba al culpable, era a ella a quien ubicaban como sospechosa.

“Me decían que a lo mejor había sido yo. Cuando entré a declarar me golpearon, me dijeron que era una puta. Me metieron a una oficina y un hombre me agarró de los cabellos y me dio dos cachetadas. Me decía que por qué andaba de puta”.

El acta de defunción decía que Jennifer falleció por la sangre que perdió tras las lesiones sexuales y a causa de un corte en el cuello. El feminicida la degolló. Las pruebas que los peritos realizaron fueron irrefutables.

Un día antes, el sábado 25 de julio, la mujer de 32 años llevó a sus dos hijas, Jennifer y Jocelyn, de cuatro años, a una fiesta infantil que se prolongó más de lo esperado. La madre tenía que irse a trabajar y le pidió a las personas con las que vivía, que regresaran a las niñas a la casa.

AGRESOR.SU CONOCIDO

Luis Roberto era vecino, vivía a cuatro casas y un tiempo trabajó en el lugar donde Abril laboraba en aquel momento. Lo corrieron supuestamente por el uso de drogas. Él tenía un sobrino pequeño con quien las niñas de Abril jugaban y la dueña de la casa donde Abril rentaba para vivir, tenía amistad con la familia del hombre. Por esa relación, Luis Roberto sabía los horarios de la madre.

Esa madrugada del domingo, aprovechó que las niñas estaban solas e ingresó a la vivienda por la puerta de aluminio. Nadie escuchó nada hasta que el hombre se vio descubierto por Abril.

Tras escapar, lo buscaron en su casa, la tienda, una pulquería y no lo hallaron. 

DETENIDO

Abril comenzó la semana enterrando a su hija, el mismo lunes que le dijeron que habían visto a Luis Roberto en su casa. Las autoridades se movilizaron y rodearon con patrullas la colonia. Fue aprehendido en su domicilio. El “Güicho”, como era conocido, fue vinculado a proceso.

PRUEBAS CONTUNDENTES
Hubo un momento en el que la investigación se detuvo, no avanzó y ya no me llegaban notificaciones. Pero yo sabía que las pruebas iban a hablar por sí solas”, menciona.

Hace unas semanas, la Fiscalía General de Justicia del Edoméx determinó que el hombre era responsable del feminicidio de Jennifer, una niña alegre, egresada del kínder. Abril sabe que su hija no volverá, pero al menos hizo algo por ella.

lr.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses