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En una segunda y quizá última incursión al edificio ubicado sobre la avenida Xola 32, de la colonia Álamos, en la delegación Benito Juárez, quienes habitaban este lugar rescataron algunas de sus pertenencias.

Los colonos contrataron una grúa para tener acceso a los últimos niveles, de uno en uno ingresaron para sacar documentos, fotos, recuerdos, muebles y electrónicos que estaban arrumbados en el departamento a punto de colapsarse, todo bajo la supervisión de autoridades de Protección Civil.

En punto de las 9:00 horas, los vecinos se reunieron en el exterior del lugar para indicarle al chofer de la grúa quienes ingresarían a cada uno de los departamentos dañados y qué cosas debían recuperar.

A la grúa se le colocó un remolque que sirvió como bodega-elevador. Poco a poco colocaron mesas, ropa, televisores, planchas, fotografías y recuerdos.

“Las cosas tienen más valor sentimental que económico. Ya estamos por cumplir dos meses después de la tragedia y aún no asimilamos todas las pérdidas y todo lo que sucedió. A principio de mes entramos por unas cosas, después de que nos dijeron que el edificio se va a demoler y ahora sólo venimos por los recuerdos”.

“El día del terremoto muchas cosas se nos echaron a perder o quedaron ya inservibles, son artículos que ahora tenemos que comprar otra vez porque eran de primera necesidad. Ni modo, fuimos de los afectados pero aún tenemos vida, lastima por todos aquellos que además de quedarse sin nada, también murieron”, cuenta entre lágrimas Lourdes, quien tenía un departamento en el cuarto piso de este inmueble.

En el lugar, los habitantes de los 26 departamentos reprocharon a las autoridades la lentitud con la que han actuado para llegar a la decisión de demoler el edificio, pues durante todo este tiempo vivieron con la incertidumbre, algunos se alojaron en hoteles con la esperanza de que el inmueble se pudiera recuperar y regresar a su domicilio.

“Perdimos nuestro patrimonio, el departamento era todo lo que teníamos y ahora, hay que pagar renta, hay que comprar todos los muebles que faltan. Una inversión que tenemos que hacer por no sé por cuánto tiempo, no nos queda claro si nos van a devolver el edificio o lo que va a pasar con nosotros”, comentó Roberto Pimentel, otro de los afectados del inmueble de Xola 32.

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