“Cada día estamos perdiendo terreno donde cultivar el amaranto, y no nada más en Tulyehualco, sino en todas las zonas rurales de la Ciudad de México”, ésta y otras dificultades tienen los productores, comentó Apolo Franco Xolalpa, representante del grupo Sistema Producto Amaranto, quien participó en la elaboración de “La alegría más grande del mundo”, que se realizó en el Monumento a la Revolución.

El año pasado el dulce tradicional que alcanzó una dimensión de 34.64 metros cuadrados, ayer, abarcó dos metros más, con una altura de 5 centímetros, con el apoyo de más de 100 productores provenientes de Puebla, Oaxaca, Tlaxcala, Durango, Estado de México y la capital.

“El motivo por el cual participamos en estos eventos es para que la gente conozca nuestro trabajo, nuestro producto y valore lo que hay en su país”, dijo  Aracely Hernández, miembro de  la Red Amaranto  Mixteca, en Oaxaca, quien estuvo ubicada en una de las cuatro carpas central y además, sostuvo, es un esfuerzo grande el posicionar el amaranto en otras regiones que no sea donde se produce, en su caso, en el centro de Tlaxiaco.

Esta es la situación que viven también en la ciudad los productores, y aun más los pequeños. Actualmente quien produce más del 60% del amaranto en la capital son ellos, aseguró Mauricio del Villar Zamacona, coordinador del grupo Enlace para la promoción del Amaranto en México. Dijo que tienen muchos retos, ya que las políticas públicas no están enfocadas en ellos, sino en los grandes empresas o en otros cultivos.

A esta consideración se suma Alejandro Molotla Hernández, productor de Regis Tluyehualco, en Xochimilco, quien narró la falta de atención en los sembradíos por parte de las autoridades cuando los campos comienzan a ser ocupados para una construcción y “se nos deja sin la herramienta más importante para trabajar”.

Erick Padilla, de Abuelo Cornelio y Tata España, en la misma demarcación, señaló que el proceso para la extracción del amaranto y la transformación a derivados como lo son harinas, tostadas, galletas, atole, entre otras, es complejo debido a que se pretende sea artesanal. De manera que si se comienza a urbanizar los terrenos, aseguró, la producción se pierde.

Tanto Franco Xolalpa como Mauricio del Villar hicieron un llamado a las autoridades a que se comprometieran a brindar mayor protección a las regiones en la ciudad que están destinadas para generar este grano, catalogado como patrimonio inmaterial de la ciudad el año pasado por la Comisión Especial para la Preservación de la capital mexicana.

Por su parte, Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Desarrollo Rural y Equidad para la Comunidades (Sederec), comentó que se trabaja con un presupuesto de 3 millones de pesos focalizados para los productores que cultivan este cereal. Mientras que Eva Eloísa Lescas, subrayó que desde la Asamblea Legislativa se trabaja para proteger esta semilla con las propuestas a la modificación a la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Urbanístico para que se reconozcan las zonas donde se cosecha el amaranto como un patrimonio.

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