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Ángel de Jesús era apodado Pollito. Así le decían su mamá, su abuela y su tía abuela. A él le gustaba que le dijeran así y disfrutaba de jugar futbol y dibujar. En sus nueve años de vida fue un niño cariñoso, querido por su familia, que ayer veló el cuerpo del menor, luego de que éste muriera ahogado por una corriente de agua generada por la lluvia.

El jueves, Pollito fue a la primaria donde cursaba el segundo grado; después de las dos de la tarde comenzó a caer una fuerte lluvia en la Ciudad, sobre todo en la delegación Iztapalapa, donde está su casa.

Después de la hora de salida, su mamá María y él caminaron juntos por las calles empinadas de la colonia San Miguel Teotongo, pero a las 15:00 horas la corriente de agua provocó que esas calles se volvieran ríos. La gente se ocultó en sus casas para no mojarse; otros vigilaron que el agua no entrara a sus viviendas, y en la calle Eloy Cavazos los vecinos notaron que el agua de lluvia bajaba tan aprisa que chocaba con los autos.

A las 15:18 horas, Pollito y su mamá llegaron a la esquina de Eloy Cavazos y José López Portillo, pero la fuerza de la corriente zafó su apretón de manos. Una vecina que estaba viendo a través de la ventana la lluvia y contándole a su pareja la intensidad con la que caía, comenzó a grabar clips de video para enviárselos por WhatsApp.

En una de sus grabaciones, que dura cinco segundos, captó cuando Pollito fue arrastrado por la lluvia. Antes de parar el video, el cuerpo del niño desaparece debajo de dos autos estacionados. La chica, asustada, le contó a su novio que un niño había sido empujado por el agua hasta una coladera que está debajo de los dos vehículos.

De acuerdo con los vecinos, esa coladera, ubicada a un costado de la banqueta, fue construida para captar toda el agua que bajaba desde lo alto de la colonia y encauzarla hacia la tubería, pero siempre es rebasada cuando caen aguaceros.

Dos vecinos, uno de ellos desconocido por quienes viven en Eloy Cavazos, llegaron corriendo para ayudar al niño, pero la corriente empujaba su cuerpo hacia dentro de la coladera.

A las 15:33 horas, la joven que grabó el video mandó un mensaje con la voz llorosa a su novio: el niño había muerto. Los policías, para ese entonces ya tenían el reporte de un menor de edad atorado en una coladera y pidieron una ambulancia para darle los primeros auxilios en cuanto lo sacaran.

Mientras tanto, el cuerpo de Ángel de Jesús fue colocado en medio de la calle y una vecina sacó una sábana para ponerla sobre su cuerpo. Dos policías y ocho bomberos rodearon el cadáver y esperaron a la Cruz Roja, cuyos tres paramédicos confirmaron la muerte por ahogamiento.

Ayer en la madrugada la familia recogió el cuerpo de Pollito en el Instituto de Ciencias Forenses y fue llevado a la casa familiar, a cinco minutos de distancia de donde murió.

Afuera de la vivienda de dos pisos colocaron una mesa con comida para quienes asistieron al velorio, y en la puerta una cruz con flores blancas.

El sepelio fue vigilado por policías de la unidad de Seguridad Escolar y por personal del DIF capitalino.

Desde que se supo su muerte, la delegación, el gobierno de la capital y el DIF se comunicaron con la familia para asegurarles que les brindarían apoyo en los gastos funerarios.

Su tía abuela, María de Jesús, así lo dijo. Pero ella pide que también se arreglen las coladeras de San Miguel Teotongo, donde las lluvias han inundado en años anteriores la casa donde fue velado Pollito.

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