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Después de 47 años de vivir juntos, tener cuatro hijos y nueve nietos, Sara Ramírez y Jaime Castillo se casaron en el Monumento a la Revolución junto con otras 650 parejas. En más de cuatro décadas de convivencia no lo habían hecho por el Registro Civil ni en una ceremonia religiosa, porque “creíamos que si nos casábamos nos íbamos a divorciar”, dice Jaime.

Este sábado llegaron a las 8 de la mañana a la explanada del Monumento, los organizadores del evento les colocaron una etiqueta rosa a los dos y les dieron un par de asientos. Pocos minutos antes de las 10, los invitaron a levantarse junto con las demás parejas y dijeron sus votos, “seguir siendo felices”, fue lo único que se prometieron Sara y Jaime.

Luego fueron por su acta de matrimonio a un lado de la explanada, ahí también les dieron un regalo: un reproductor de DVD. Sara y Jaime no son los únicos que se han casado en una boda colectiva organizada, quien los convenció de hacerlo fue su nieta: “Nos empezó a decir ‘¿por qué no se casan?’, y pues ya, nos aventamos; sobre todo para tener una certeza jurídica”, explicó él.

En la misma explanada estaban Oswaldo Carmona y Elizabeth Hernández, de aproximadamente 20 años, quienes recibieron una hielera. A finales de 2016 se casaron por la Iglesia, pero prefirieron unir sus vidas legalmente en una boda colectiva para ahorrar. Mientras otras parejas asistieron con vestidos largos y trajes. Oswaldo y Elizabeth, con dos años de novios, se organizaron para combinar su ropa con los colores azul y rojo.

Quienes llegaron tarde a la boda fueron Víctor Rebolledo y Marisela, novios desde hace siete años. Mientras intentaban pasar el filtro de los encargados del evento, Miguel Granados, consejero Jurídico y de Servicios Legales de la capital, y el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, les preguntaban a las demás parejas si estaban de acuerdo en unirse en matrimonio y al unísono se escuchó un “¡Sí, acepto!”.

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