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A las 11 de la mañana Guadalupe Torres García recibió en la puerta de su casa a un grupo de hombres con chalecos y batas de las clínicas de salud; estaban ahí para ofrecer apoyo a los vecinos tras las inundaciones. Le preguntaron su edad y si sufría de algunas enfermedades. Guadalupe, de 80 años, les contó que tuvo cáncer de mama. Los hombres le repartieron sobres de Vida Suero Oral y vitaminas.

Guadalupe accedió a mostrar a EL UNIVERSAL lo que quedó de su casa, ubicada en la colonia Pensador Mexicano, en la delegación Venustiano Carranza. El techo quedó pandeado por las lluvias y su colchón empapado. Sus sillones, los muebles de la cocina y la ropa quedaron inservibles. El cuarto de Guadalupe fue el que tuvo el mayor daño comparado con las viviendas de sus hijos, quienes también son sus vecinos.

Su hija Rosario fue la segunda en notar que a su casa se le metió el agua. La madrugada del miércoles, después de la una, abrió los ojos tras una siesta y su cuarto ya estaba encharcado: “Me paré y sentí el agua en los pies”. Los hermanos de Rosario, sus hijos, sobrinos y su madre Guadalupe, subieron a al segundo piso para dormir.

Su madre Guadalupe no puede contener el llanto cuando le preguntan sobre sus pérdidas. Rosario intenta darle ánimos.

Tras el desastre de esta semana, han comido de lo que la gente y los representantes de la delegación les llevan. “Vino una delegada a traernos pizza, la repartimos entre 14 personas; pero bueno se agradece el gesto”.

La noche del jueves cenaron tortas y al día siguiente también. También les proporcionaron tres galones de cloro.

Israel Moreno, delegado de la Venustiano Carranza, compartió fotos en sus redes sociales de las labores de limpieza.

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