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En San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, se calculan más de 5 mil damnificados tras el sismo del 19 de septiembre, pero la cifra no es exacta porque los que perdieron sus casas no duermen en campamentos, permanecen en casas de vecinos o rentan viviendas cercanas al pueblo. Este miércoles la casa de dos pisos de la familia Galicia fue derrumbada por hombres con mazos, que visten chalecos y usan cascos para protegerse. No se usó maquinaria, poco a poco un grupo de obreros golpeaban los muros para tirarlos.

La casa de Araceli Galicia, de 46 años, estaba lista para que en diciembre le colocaran losetas y repararan las ventanas. Fueron 30 años en los que ella y su esposo ahorraron para poder mejorarla, pero el sismo dejó las paredes cuarteadas y pedazos de concreto cayeron sobre sus muebles.

Araceli se coloca un cubre bocas porque hace vigilancia afuera de su casa y el polvo de los escombros levantados puede dañarla.

También perdió su trabajo: “Me dedicaba a venta de productos de belleza pero lo dejé porque tengo que estar diario aquí. Siempre me piden firmas, porque yo soy la dueña de la casa”.

A 15 minutos de su casa está el centro de San Gregorio, donde se instalaron distintas carpas y donde María del Carmen Saldaña, una vecina también afectada, cuenta que después del terremoto más de 20 vecinos se unieron para hacer un censo, por la tardía respuesta de la delegación.

“Todas las escuelas están dañadas; el jardín de niños, la primaria con población de más de mil alumnos y la secundaria, que inició clases de manera escalonada”, detalló.

Carmen Saldaña es reconocida por sus vecinos porque tomó el liderazgo, a ella la siguen para preguntarle dónde se puede conseguir apoyo: desde un censo hasta un tinaco.

Sobre las calles de San Gregorio aún hay casas protegidas por lazos que tienen escrito la palabra “Peligro”, pero también hay mensajes de apoyo y agradecimiento a aquellas personas que les tendieron una mano.

La casa de don Heliodoro, un comerciante de miel, semanas atrás estaba apuntalada por una serie de polines de madera. Él y su esposa Vicky continúan con las guardias afuera de su casa, pero decidieron acordonarla porque, dicen, desde hace unas noches se escucha el crujido de las paredes, como si un colapso inminente fuera a ocurrir.

Uno de los políticos que han hecho recorridos por el pueblo y otras delegaciones es Leonel Luna. Cuando él camina por las calles de San Gregorio la gente lo sigue, le pide ayuda.

Luna Estrada explicó que La Ley de Reconstrucción que fue propuesta por el Gobierno capitalino pretende “apoyar a las familias que por su estado socioeconómico requieren ayuda; generar los mecanismos crediticios y la flexibilidad en trámites, entre otros tipos de ayuda.

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