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Mientras las autoridades anuncian “grandes golpes” o decomisos importantes cantidades de droga en los alrededores del sector de Tepito, como los callejones y vecindades, la cocaína, heroína, “tachas”, pastillas sicotrópicas y la marihuana se venden como golosinas.

Los estupefacientes están empaquetados en sobres que cuestan desde 50 pesos, hasta en grandes cantidades que se pueden revender en otras delegaciones o colonias.

Sin embargo, para mejorar la venta, el ingenio mexicano sale a relucir. La marihuana que se vende tiene los sabores de moda, como “chai”, pepino, refresco de cola y frutas exóticas como el kiwi y strawberry.

Mientras que la cocaína se distribuye de diferentes maneras, ya sea lavada, en perico o piedra; también existen de diferentes sabores como tamarindo o flan, que son la “sensación” en los adictos que acuden a comprar esta droga en horarios de 9:00 a 20:00 horas.

Debido a que funcionan como un negocio legal, han logrado burlar a las autoridades, al estar dentro de las vecindades donde sólo pueden ingresar clientes conocidos o recomendados, para hacerlo deben tener una contraseña.

Ninguna persona entra alcoholizada ni bajo los influjos de los enervantes, pueden y retirarse, nadie hace escándalo o alborotos pues el lugar está muy bien vigilado para evitar este tipo de incidentes.

Las drogas se exhiben en vitroleros y se “pesan” frente al cliente” para que no haya falla de la cantidad que se requiere.

En este año, en dos operativos diferentes realizados por la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) capitalina, se han “reventado” el mismo número de tiendas; sin embargo, la procuraduría capitalina contempla que en las delegaciones Cuauhtémoc, Venustiano Carranza y Miguel Hidalgo existen por lo menos otras 200 locales similares.

Se ha documentado, por ejemplo, que en las colonias Santa María la Rivera, San Rafael, Anzures, Nápoles, en la Zona Rosa y en otras vecindades del corazón de la ciudad, las drogas se venden en condiciones similares por lo que el consumo aumenta; incluso con los narcóticos de olores y sabores dulces, empiezan a enganchar a los menores de edad, desde nivel secundaria, a quienes ofrecen también las drogas en presentación de pastelillos.

Por ello, las autoridades capitalinas también están preocupadas por los químicos que les agregan a las drogas para que puedan tener estos olores y sabores; aunque no representan un peligro, sí están conscientes que son un riesgo para quienes las inhalan y fuman.

“Los análisis que se han hecho revelan que sobre todo los químicos pueden alterar más la realidad o confundir a los jóvenes, que son los principales consumidores de estas drogas”, explicó un agente cercano a la investigación.

Esta modalidad de venta y consumo de drogas, explican agentes de la procuraduría local, fue importada de Europa y el mercado esta dirigido a jóvenes de entre 30 y 35 años de edad, considerados como “hipsters” que gustan de acercarse a estas zonas para consumir estas sustancias.

En tanto, los comerciantes de los enervantes buscan expandir sus ventas en escuelas de nivel secundaria y preparatoria, donde se asegura, ya tienen distribuidores.

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