Cuidadores

y entrenadores de perros son cada vez más solicitados en la Ciudad de México por aquellos que necesitan una “niñera” para que atienda y eduque a sus mascotas, mientras realizan sus actividades laborales o cuando salen de viaje.

Antonio Morales, quien se dedica a cuidar a estos animales domésticos hace más de 10 años y trabaja en el área Roma-Condesa , explicó que en esta zona, al igual que en colonias como la Del Valle y Polanco, la mayoría de los habitantes prefiere tener una mascota en lugar de hijos, pero no siempre disponen del tiempo para entrenarlos o pasearlos.

“Casi todos mis clientes son gente trabajadora y sin hijos, que se va desde las 7:00 horas a trabajar y regresa a sus casas por la tarde y les es difícil dejar a su perrito toda la mañana o todo el día en sus hogares, porque les hacen un desastre, y para los animales tampoco es bueno porque se estresan cuando están encerrados”, señaló.

Es así que diariamente Antonio, al igual que hiciera un chofer de transporte que lleva a los niños de sus casas a un kínder, pasa a los hogares de los dueños de las mascotas para llevarlos al parque, donde dice es su oficina.

“En un día normal, mis compañeros y yo, todos familia, tenemos entre 25 y 30 perros, a todos se les pasea, jugamos con ellos para que gasten su energía y cuando lleguen a sus casas ya estén más tranquilos, coman y duerman”, destacó.

Además de hacerse cargo de las mascotas, el cuidador ha aprendido a entrenarlas, las enseña a caminar con la correa, a que se sienten, se echen, den la pata y hasta algunos trucos divertidos. En tanto, a las que tienen malos hábitos, les ayuda a corregirlos.

Por todos estos servicios, Antonio cobra 200 pesos al día por perro y en su experiencia para entrenarlo bien, recomienda se lleve al animal tres veces por semana durante 10 semanas.

“Yo todo lo aprendí con el tiempo y a base de práctica, considero que nada mejor que ver, aprender y hacerlo, actualmente ya existe gente que se capacita en la Federación Canófila Mexicana, pero yo ya llevo muchos años dedicándome solamente a esto y mis clientes quedan satisfechos con mi trabajo”, indicó.

Para tener éxito en este oficio canino, agregó el instructor, se necesita de mucha paciencia, aunque manifestó que es menor a la que se requiere un cuidador de niños. “Es más fácil educar a un animal que a una persona, un perrito se adapta más fácilmente a nosotros y si se estresa lo llevas a dar un paseo, pero un niño te hace berrinche y no lo paras porque es más desconfiado”.

Antonio subrayó que, como todo trabajo, su actividad tiene riesgos, pues también han llegado a su cuidado perros agresivos o muy nerviosos, pero esa no es una desmotivación para continuar en contacto con ellos.

“Aunque hay algunos que incluso nos han mordido, con el tiempo y con cuidados especiales se vuelve una satisfacción ver como un animalito así te agarra confianza y cariño, de igual forma es grato cuando un cliente me dice: gracias Toño, porque mi perrito ya no hace tanta bronca o ya no muerde todo y se porta bien”, concluyó.

jlcg

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