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Al día, en promedio, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de la Ciudad de México detiene a poco más de 50 personas acusadas del delito de robo de autopartes, mismas que son consignadas al Ministerio Público (MP); sin embargo, muy pocos llegan a prisión por este delito que impacta directamente en el patrimonio de las personas afectadas.

El jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, reconoció la complejidad y la impunidad del delito, por lo que se pronunció porque se analicen las sanciones a las personas que cometen este tipo de ilícito.

“Como no es un delito con violencia y no es grave, hay que revisar cuál es el esquema jurídico que permite a muchas personas que salgan y vuelvan —no todas, siempre voy a decir eso, no estamos criminalizando— a cometer el mismo ilícito”, explicó el mandatario capitalino.

De acuerdo con las estadísticas de la policía preventiva, el promedio de edad de las personas aprehendidas son hombres de entre 30 y 45 años, en su mayoría reincidentes por algún otro delito y, en algunos casos, con problemas de drogadicción o alcoholismo, lo que les permite evadir con mayor facilidad la prisión.

El robar espejos retrovisores, insignias de las marcas de autos, faros y cualquier otro accesorio representa para ellos la manera más sencilla de ganar dinero, pues todo lo que roban lo venden sin problema en algunos comercios establecidos e incluso los ofertan directamente en tianguis y puestos ambulantes que instalan sobre las banquetas.

Las autoridades capitalinas tienen indicios de que en algunos casos este es uno de los primeros ilícitos para iniciar una carrera delictiva, pues los más experimentados y reincidentes enseñan a los jóvenes a cómo llevarse los espejos, desatornillar un faro o, incluso, a desmontar las cuatro llantas de un vehículo en cuestión de minutos, sin que se activen las alarmas de la unidad.

El jefe de Gobierno destacó los operativos que recientemente realizaron en diversos puntos de venta de autopartes y que han arrojado buenos resultados.

“Hemos estado al pendiente, tanto en el robo de autopartes como del daño a los cristales para ingresar por artículos que están al interior de los vehículos. Y, por otro lado, la intervención que se ha dado en los principales sitios, en donde se comercian o se venden las piezas usadas.

“Llegamos hasta esos lugares, donde la mercancía que no está acreditada legalmente en su ingreso al país y no cuenta con algún antecedente que determine su [lícita procedencia] es confiscada. Entonces, serán las dos opciones que continuaremos”, afirmó Amieva Gálvez.

Mientras que los responsables quedan en libertad y, a decir de las estadísticas de reincidencia de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) capitalina, regresan días después a seguir cometiendo el ilícito.

En contraparte, la Secretaría de Seguridad Pública en coordinación con la PGJ han incrementado los operativos de decomisos de piezas robadas, tanto en los deshuesaderos de Iztapalapa y Gustavo A. Madero, como en los negocios sobre la calle Doctor Vértiz, y en las colonias Buenos Aires y Doctores.

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