Algo que siempre me ha gustado hacer es viajar por carretera, pues se observa el paisaje y la belleza de la naturaleza; México tiene muchos paisajes y estos generalmente van cambiando de acuerdo a las estaciones del año, así es que el recorrido que ahora hice fue de color verde en todas sus tonalidades contrastando con un azul luminoso, en el que de vez en cuando aparecían nubes blancas que formaban figuras de forma caprichosa.

El tiempo estimado de Guadalajara a Tequila es de 60 minutos. En el 2003 este municipio de Jalisco fue incluido en la lista de Pueblos Mágicos. Por aquellos años fui de vista y me sorprendió el maravilloso paisaje que rodeaba al pueblito; agaves y árboles de diferentes tipos traían a la memoria de los lugareños historias sobre el origen del hoy famoso destilado de agave.

Por las mañanas, la neblina se oculta en el paisaje agavero, que poco a poco se desprende para revelar el verde de las estilizadas hojas del agave tequilana weber, el sol aparece en tonos naranjas y va iluminando los sembradíos en los que se alcanza a distinguir a los jimadores.


 


 

Cuentan las historias que la bruma es el manto con el que se protege la hermosa Mayáhuel, para no ser vista por Tzitzimime (estrella que pretenden impedir la salida del Sol) y proteger a sus hijuelos los Centzo Totochtin (400 conejos dioses de la embriaguez).

 

Hay que decir que, gracias a esta postal, el paisaje agavero fue nombrado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 2006 en el que se incluyen más de 30 mil hectáreas que van del Volcán de Tequila al Río Grande de Santiago y que forma un paisaje azul de agaves desde el siglo XVI y que incluye a las poblaciones de Tequila, Arenal y Amatitlán, con fábricas donde las piñas del agave se cuecen, fermenta y destila, en las famosas haciendas productoras del famoso vino mezcal.


 

Dicen las personas mayores de la región que fue un rayo el que coció por primera vez una piña mezcalera y que los pobladores prehispánicos la probaron y quedaron fascinados con el sabor dulce de la penca. Actualmente ésta golosina aún se vende en mercados y portales de la región.

 

A la llegada de los españoles se descubrió que de este dulce se podía sacar jugos, mismo que servían para hacer un mosto que pasaba por el sistema de destilación árabe para producir destilados.


 

Actualmente el visitante puede visitar el Museo del Tequila y algunas destilerías, degustar diversos tipos de tequilas en sus modalidades de blanco, añejo y reposado, además de recorrer el pueblo y algunos sembradíos cerca de la barranca de Tequila.

 

Google News

Noticias según tus intereses