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Morelia.— José Óscar Mayorga Baltazar es originario de Ciudad Mante, Tamaulipas; tiene 53 años de edad y nada se sabe de su paradero desde hace siete meses.

En el Ejército mexicano, José Óscar conoció a una joven moreliana; ambos eran militares. Se casaron hace 20 años y tienen dos hijos de 20 y 15 años de edad.

Su matrimonio con María Teresa Fuentes Hernández parecía tan normal como cualquier otro, hasta que fue irrumpido: él fue acusado de delincuencia organizada y de delitos contra la salud.

Como resultado, José Óscar fue dado de baja de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y procesado ante la justicia civil. Fue declarado culpable.

Para cumplir su condena, pasó 10 años y 11 meses en prisión.

En cuanto salió, buscó trabajo y reintegrarse a su familia, pero eso no duró mucho tiempo.

Luego de tres años de picar piedra en la compra-venta de minerales, todos los sueños de su familia se vinieron abajo.

Óscar desapareció.

Lo último que María Teresa supo de su esposo fue a través de algunos mensajes de texto que José Óscar le mandó el 21 de septiembre de 2018: “Buenos días, mami”, le escribió a las 11:01 horas.

“Buen día”, “Que tengas un excelente día”, “Bye”, decían los mensajes de texto que María Teresa, de 46 años de edad, le escribió a su esposo, acompañados de un beso gráfico.

“Sí, gracias”, fue el último mensaje —a las 11:03 horas— que María Teresa leyó de José Óscar en WhatsApp. Ahí empezó el infierno para su familia.

María Teresa narró a EL UNIVERSAL que antes de haber recibido esos mensajes, su esposo le comentó que iría a la comunidad de San Pedro El Saucito, ubicada en Hermosillo, Sonora.

Tras cuatro días de hacer llamadas a amigos y a personas cercanas a José Óscar, María Teresa entró en pánico, pues nadie sabía el paradero de su esposo.

Desesperada, quiso trasladarse de Morelia a Hermosillo para presentar la denuncia, pero por seguridad ese intento se vio frustrado.

Ante ello, acudió a la otrora Procuraduría de Michoacán (hoy fiscalía), para presentar la denuncia por colaboración. De ahí se canalizó el asunto a su par en Sonora.

María Teresa acusó que solo recibió malos tratos, engaños y señalamientos de la agente del Ministerio Público, Alma Contreras, quien se negó a iniciar la investigación correspondiente.

Contó que, incluso, le dio los datos del GPS de la camioneta de su esposo, la cual fue detectada por la empresa de seguridad en los límites de Sonora y Chihuahua.

De todo eso ya han pasado siete meses y todavía no hay resultado en las investigaciones, por lo que se desconoce cuál es el paradero de José Óscar.

“A mí me gustaría encontrarlo con vida, pero si no, solamente quiero encontrarlo y darle cristiana sepultura. Ya ni siquiera pedimos justicia; sólo pedios encontrarlo”, clama María Teresa, envuelta en llanto. Cuestionada sobre la creación de la nueva Comisión Estatal de Búsqueda de Personas de Michoacán, María Teresa consideró que será una buena herramienta de justicia para los familiares de víctimas y desaparecidos.

María Teresa ha participado en las caravanas de búsqueda de personas desaparecidas en Michoacán, a pesar de que sabe que no encontrará a Jóse Óscar en esa entidad. Sin embargo, aclaró, esa es parte de su labor para ayudar a otras personas que padecen el mismo infierno que ella y que su familia, al no saber nada de su familiar.

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