Juchitán.— La inseguridad que prevalece en esta ciudad zapoteca “es creciente y preocupante”, coinciden líderes empresariales y dirigentes sindicales, quienes demandan de las autoridades estatales y federales “una atención especial para que regrese la tranquilidad”.

Si se calcula la tasa anualizada de homicidios, Juchitán se ubica entre los 10 municipio más violentos, con 95.1 muertes por cada 100 mil habitantes, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Con 400 agentes, que vigilan la ciudad en dos turnos, la autoridad municipal lamenta que por omisiones de la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO), el ayuntamiento juchiteco quedó fuera del programa Fortaseg.

Al carecer de ese subsidio, con recursos propios se tuvo que dotar de patrullas a la corporación, lamentó el comisario de la Policía Municipal, Víctor Aquino.

Las consecuencias de la oleada de violencia también impactan en los servicios de salud del provisional hospital civil Macedonio Benítez Fuentes, reconoció la doctora Yolanda Sánchez Ulloa, dirigente sindical de los trabajadores.

“Cada día tenemos, en promedio, uno o dos lesionados de bala, pero sólo contamos con un quirófano, y un herido de bala requiere de sangre y medicamentos que no se cuentan en el hospital”, explica.

El presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) en Juchitán, Juan Gilberto Prado, dijo que sus agremiados tienen la percepción de que los niveles de inseguridad y violencia han rebasado a las autoridades, por lo que exigen la presencia de la Gendarmería.

Por su parte, el presidente de la asociación de Profesionistas y Empresarios del Istmo (Proempi), Juan González Davar, señaló que el municipio “merece una atención especial porque la inseguridad y la violencia tienen en los homicidios su más alta expresión”.

Dice que no se puede seguir observando los asesinatos como algo ordinario, por lo que “las autoridades de los tres niveles no pueden seguir siendo omisas ante tantas ejecuciones que ocurren en domicilios y colonias populares”, condena.

Para el jefe de los Bomberos de Juchitán, Francisco Vásquez, la ola de violencia ha impedido en ocasiones que las autoridades ministeriales realicen el levantamiento de los fallecidos porque los familiares de las víctimas se llevan los cuerpos.

La ciudad juchiteca, coincidieron los entrevistados, ha perdido la tranquilidad. El entorno de ahora es de hostilidad y de miedo, “a cualquier hora y en cualquier parte se oyen los disparos de armas de fuego”.

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