De aquí partió el terremoto del martes que respetó la vida de la mayoría de sus habitantes, pero golpeó el fervor religioso de estos pueblos, porque las siete iglesias, dos de ellas emblemáticas, resultaron con fracturas, desplomes y cerradas en definitiva al culto católico.

En este último municipio del oriente de Morelos, colindante con Puebla, el sismo de 7.1 grados cobró su máxima intensidad y después se expandió hacia otras entidades. Su registro provocó la muerte de 73 personas.

El registro oficial considera la muerte de una mujer dedicada al catequismo en la iglesia del padre Jesús, cuyo fallecimiento se debió al desplome de la cúpula del recinto religioso. Su esposo la acompañaba en el momento del sismo, pero logró salvar la vida, cuenta la síndico municipal, Yazbet Reyes.

La autoridad lleva consigo una libreta y en ella apunta los datos entregados por los ayudantes municipales sobre el número de casas dañadas por el sismo. Los números arrojan entre 150 y 200 casas con afectaciones estructurales, pero sólo unas 20 fueron revisadas por Protección Civil y diagnosticadas con daños al 100%, inhabitables.

Aureliano Hernández Gavilán, director municipal de Protección Civil, dice que el mayor número de casas afectadas se encuentran en la cabecera municipal, pero lo que más lastima a sus habitantes son las iglesias porque este municipio se distingue por sus fiestas patronales.

Sus templos católicos San Pablo y Padre de Jesús datan del siglo XVI y XVIII, respectivamente, y ahora difícilmente podrán volver a lucir con feligreses en su interior. Están cuarteados y con alto riesgo de desplomarse, dice Hernández Gavilán.

Afirma que la mayoría de las casas con daños en su estructura datan de la Revolución Mexicana, pero ninguna de ellas se colapsó o desplomó por completo. “Hablamos de fallas estructurales que impiden su uso. Por fortuna aquí no vas a encontrar casas derrumbadas como en Jojutla, a pesar de que fue el epicentro del sismo”, dice el director de Protección Civil.

La antigüedad de las casas está vinculada a los nombres de sus comunidades como los José Palma, Marcelino Rodríguez, Benigno Abundes y Joaquín Tamaño García; los tres primeros fueron generales con Emiliano Zapata y el último fue comandante del Ejército Libertador del Sur.

En Axochiapan son tan ligeros los daños causados por el sismo que las autoridades municipales se dan el lujo de recomendar a los donadores de víveres, que lleven sus productos al municipio vecino de Tepalcingo.

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