Juchitán.— Los recortes aplicados al presupuesto de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en los últimos seis años impidieron que las comunidades dueñas de bosques ejecutaran los trabajos de prevención que se hacían cada año hasta 2018, aseguran autoridades comunales de San Miguel Chimalapa.

Por separado, el comisariado comunal de ese municipio zoque enclavado en el Vicente Contreras Pérez, y el secretario comunal de la congregación chimalapa de Benito Juárez, Plácido Jiménez, denuncian que la falta de esos trabajos de prevención facilitaron los incendios forestales, y ahora dificultan su combate.

Antes de esos recortes, en el último trimestre de cada año había dinero para ejecutar brechas cortafuegos, rehabilitación de caminos, apertura de brechas para camionetas y motocicletas, y construcción de helipistas. Desde 2019 todos esos trabajos dejaron de realizarse en la selva de los Chimalapas por falta de recursos económicos, dice Vicente Contreras Pérez.

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No son los únicos que ven en los recortes la semilla de los incendios que hoy consumen a los bosques oaxaqueños.

Recientemente, representantes del Comité Nacional para la Defensa y Conservación de los Chimalapas (CNDyCCh), Luis Bustamante Valencia y Miguel Ángel García Aguirre, denunciaron que del presupuesto de 4 mil millones de pesos que Conafor tenía a fines de 2018, en 2024 esa asignación se redujo a 900 millones de pesos.

Como consecuencia de esas reducciones, la Conafor dejó de comprar las herramientas necesarias para realizar las acciones preventivas de combate a los incendios, herramientas como picos, palas, carretillas, botas, chalecos, machetes y motosierras; dejó de adquirir camionetas y tampoco suministra combustible, indica Plácido Jiménez.

Según cifras de la Conafor, a nivel nacional, del 1 de enero al 4 de abril de este año se han registrado mil 699 incendios forestales en 26 entidades federativas, que han consumido una superficie preliminar de 68 mil 539 hectáreas.

Con tristeza los comuneros ven cómo el fuego consume hoy los bosques oaxaqueños sin que puedan hacer algo para controlar los siniestros. Foto: Especial
Con tristeza los comuneros ven cómo el fuego consume hoy los bosques oaxaqueños sin que puedan hacer algo para controlar los siniestros. Foto: Especial

Además, al corte del 8 de abril, a nivel nacional “se reportaban 73 incendios forestales activos en 16 estados de la República donde laboraban 2 mil 246 combatientes de los tres órdenes de gobierno, así como propietarios de terrenos forestales y voluntarios”, debido a que, por cuarto año consecutivo, el país enfrenta “condiciones de sequía”.

“Sí, tenemos varios años de sequía y por esa sola razón el gobierno mexicano no debió reducirle el presupuesto a la Conafor”, reclama Miguel Ángel García Aguirre, fundador de la organización comunitaria Maderas del Pueblo del Sureste (MPS).

“Ahora no tiene ni para comprar herramientas, menos para adquirir vehículos o rentar aeronaves especializadas para el combate de incendios forestales”, señala.

Es inconcebible —acusan autoridades comunales de San Miguel Chimalapa— que con los incendios forestales encima y con la reducción del presupuesto “nos quieran imponer supuestas estrategias de combate a incendios forestales, como abrir brechas cortafuegos o habilitar helipistas, acciones que debieron hacerse en noviembre pasado”, advierte.

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Por los recortes, el dinero destinado a proteger las selvas se fue a otros proyectos que no tienen nada que favorecer al medio ambiente, como a la refinería Dos Bocas y al Tren Maya, señala el dirigente del CNDyCCh, García Aguirre. Proyectos, agrega, que son altamente contaminantes.

Ante esta situación, el CNDyCCh exigió la inmediata reasignación de elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), retirándolos de la construcción de “proyectos ecocidas”, para incorporarlos a las tareas de auxilio en el combate de los incendios forestales, y pidió la elaboración de un plan integral de prevención y combate de incendios forestales de 2025 a 2030.

La selva arde

Los reclamos que nacen desde la selva oaxaqueña de los Chimalapas no son gratuitos. Desde el 24 de marzo pasado los pueblos zoque enfrentan uno de los peores años, en el que el fuego les ha arrancado miles de hectáreas de territorio.

En realidad todo Oaxaca vive una situación crítica con más de 116 incendios, que en su mayoría han afectado los bosques, unas 13 mil 364.4 hectáreas. Actualmente, reconoce la Comisión Nacional Forestal de Oaxaca (Coesfo), se vive una situación crítica y existen 13 incendios activos, incluidos el poderoso incendio en los Chimalapas que ya suma más de 20 días.

Magdalena Coello Castillo, directora general de Coesfo, detalla que ante la falta de lluvias que se vivió en el estado durante 2023, los incendios registrados en lo que va de este año se han extendido muy rápidamente, a lo que se suman condiciones del viento y de la orografía.

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Esa es precisamente una de las complicaciones en la selva chimalapa, donde dice que las aeronaves se han utilizado sobre todo para transportar a brigadistas, más que para hacer descargas de agua, algo que reclaman los comuneros.

Los incendios que se presentan en la zona oriente de la selva, que según cálculos propios van consumiendo 18 mil hectáreas de pino-encino y pino-ocote en comunidades como Benito Juárez-López Portillo, Ciénega de León, y en Cerro Quebrado, de San Miguel Chimalapa, trae a los comuneros el recuerdo de las conflagraciones de 1998.

Hace 26 años se presentaron en los Chimalapas 68 frentes de fuego, 17 de ellos surgidos en el inhabitado corazón de la selva, dañando 221 mil hectáreas de bosques y selvas, 30 mil de ellas con pérdida total de bosques de niebla y selvas altas: “No queremos que suceda los mismo y por eso reclamamos que no se escatimen los recursos”, reclaman.

En Benito Juárez, los pobladores están molestos, además, porque gran parte de los siniestros se ubican en una de las porciones de la selva que la Suprema Corte de Justicia de Nación (SCJN) resolvió que pertenece a Oaxaca y no a Chiapas.

“Ahí nadie hace labores agrícolas para que digan que el fuego se salió de control”, dice Plácido Jiménez.

“La selva, la naturaleza no pagarán por los conflictos y menos por los recortes presupuestales”, puntualizan Contreras Pérez y Plácido Jiménez.

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