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Luego de haber sufrido discriminación y malos tratos por ser una mujer con sobrepeso , Marelsy Castillo Ocampo logró sobreponerse gracias a la creatividad de su madre, Merry Ocampo Aguilar , quien en 2015 le obsequió una muñeca de trapo , confeccionada con sus propias manos, con las proporciones y características físicas de su hija.

Ese regalo le cambió la vida, le permitió valorarse y aceptarse tal cual, además provocó que iniciara, junto con su madre, un proyecto para crear una empresa. Ahora, producen las muñecas de tela bautizadas como Melinas, en honor a su madre.

Incluso, mediante su creciente negocio, proporcionan trabajo a mujeres que han sido víctimas de violencia familiar y de discriminación. Las ocho empleadas laboran seis horas al día, de lunes a viernes, y una vez al mes, como parte de sus prestaciones, reciben terapia sicológica de apoyo.

Desde su taller,  madre e hija relatan que reciben encargos del extranjero para elaborar Melinas personalizadas. Han enviado pedidos a España, Estados Unidos, Chile, Turquía, Escocia y Australia y están por llegar a países latinoamericanos, como Chile y Colombia.

Así, han logrado establecer un mercado para comercializar las muñecas, según las características del cuerpo que solicite el cliente. En el lugar hay gran variedad de modelos: altas, delgadas, chaparritas, gorditas, embarazadas y, de acuerdo con las preferencias de los compradores, con peinados específicos o lunares.

El taller genera una producción de aproximadamente 150 muñecas al mes y para elaborar cada una de ellas se lleva entre 10 y 12 días.

El ingenio de una madre. Merry Ocampo relata a EL UNIVERSAL que hace un par de años, su hija sufrió discriminación en su trabajo, por el simple hecho de ser mujer y fue víctima de bullying de algunas amistades, aunado a que se encontraba en una relación tóxica. El conjunto de todos estos factores la sumió en una crisis emocional.

Preocupada por el constante llanto de Marelsy, la mujer pensó en algo que la hiciera sentir mejor, y ella, educadora de profesión, con sus habilidades para las manualidades decidió hacerle una muñeca de tela que tuviera sus características.

Marelsy recuerda que al ver el obsequio se emocionó tanto que no pudo contener el llanto: “Me vi tal cual soy”, cuenta. Sostiene que a partir de ese hecho, se propuso trabajar en ella y aceptar las condiciones de su cuerpo, la forma de su cara, brazos y pechos; cómo es y cómo se ve.

A partir de ello surgió la idea de encontrar una forma de generar recursos para apoyar a mujeres en situación vulnerable y de armar el pequeño taller. A casi dos años de aquel episodio, ambas se dicen satisfechas de haber logrado reconocimiento y que sus mercados se abran ante la aceptación de las muñecas.

Labor social. Además existen muchos proyectos más, pues también participan en talleres y conferencias donde hablan de la prevención hacia la violencia y discriminación contra las mujeres.

Incluso, una parte de las ventas se canaliza a donativos para agrupaciones y asociaciones que trabajan a favor de las mujeres.

“Hay interés de quienes trabajan en Melinas para lograr que la empresa tenga, ante todo, sentido social y que contribuya al apoyo de mujeres en situación vulnerable”, afirman.

Han logrado ganar un premio de emprendedores que promovió MTV y que les permitió mayor difusión de lo que hacen y la comercialización de las muñecas.

La yucateca. Parte de las innovaciones en las muñecas de tela, está el modelo bautizado como “Yatzil”, que es una muñeca maya que representa los orígenes de Yucatán y que se comercializa entre los turistas que visitan el estado. “Yatzil” en lengua maya quiere decir “La que es amada”.

Ella, a diferencia de los otros modelos, usa calzones blancos y una especie de blusa pintada típica de Yucatán y orfebrería local.

Se creó para que las Melinas también sean conocidas por su origen yucateco y de las tradiciones mayas.

Marelsy deseó que cada mujer que vea una Melina viva un proceso similar al de ella, de aceptación y valoración y que le permita crecer y contribuir al empoderamiento de las mujeres en general.

El negocio tiene una página en redes sociales que permite solicitar las muñecas en forma personalizada y cuyos precios son, en el caso de la más pequeña que mide 40 centímetros, 750 pesos; la mediana, de 50 centímetros, mil pesos, y la más grande, de 60 centímetros, mil 250 pesos.

El envío de las muñecas se cobra aparte según el sitio donde se solicite, por ejemplo, para llevarla a la Ciudad de México, el traslado es de 150 pesos. Las muñecas son vestidas con corsetería de encaje en diferentes colores.

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