Luego de ocho años de prisión, Marco Iván Soto Vidal , asesino confeso del ex candidato del PRI a una diputación local, José Francisco Fuentes Esperón , de su esposa Lilian Argüelles y sus dos hijos, Fernando y José Francisco Esperón Argüelles, abandonó el Centro de Internamiento para Menores Infractores .

Justo en el octavo aniversario de este múltiple asesinato, el autor material dejó la cárcel porque fue condenado a sólo ocho años debido a que al momento de su detención tenía 16 años y fue juzgado conforme al sistema de justicia para adolescentes.

El fiscal del Estado, Fernando Valenzuela Pernas

, aseguró que el joven cumplió su condena y a pesar de las inconformidades de diversos sectores y las redes sociales nada se pudo hacer para evitarlo. “Ya purgo la condena que le correspondía y no hay forma de evitar que él salga”, precisó.

Fue el pasado 05 de septiembre del 2009 cuando el ex rector de la Universidad Tecnológica de Tabasco y también candidato priísta fue encontrado en su domicilio junto a su esposa y sus dos hijos asesinado.

El entonces procurador de Justicia del Estado, Rafael González Lastra, dos días después explicó que: “el crimen fue concebido y planeado por un menor de edad, de quien inicialmente no se reveló el nombre, quien además contó con la complicidad de Ricardo Hernández Rodríguez, de 18 años de edad, estudiante del plantel I del Colegio de Bachilleres, y quien se desempeña por las tardes y noches como vigilante de la privada Tucanes, donde vivía la familia”.

En la reconstrucción de los hechos, González Lastra explicó que habían sido cuatro los presuntos homicidas y que fue el día cuatro de septiembre cuando entraron a la casa sorteando una barda, y una vez en su interior llegaron a la recámara de los niños y encontrando únicamente a uno de ellos, al que amarraron de pies y manos con la cinta adhesiva industrial color gris, y le cubrieron también los ojos, la boca y la nariz. Posteriormente, se dirigieron a la recámara principal.

El entonces candidato priísta, José Francisco Fuentes Esperón, se encontró en la recámara de los niños, amarrado con cinta adhesiva industrial de ambos pies, a la altura de los tobillos, así como los ojos, nariz y boca; había recibido tres balazos.

En el caso de su esposa, la señora Lilian Argüelles Beltrán, se encontró recostada en la cama de la recámara principal en ropa de dormir. Alrededor del cuello se encontró un cordón compatible a los utilizados en los gafetes de identificación. Además había señales de violación. Presentó dos impactos de bala en la espalda.

En el caso de los niños José Francisco Fuentes, de 13 años, y su hermano Fernando Fuentes Argüelles, de 10 años, “fueron hallados en el baño de su recámara, atados de pies y manos con cinta gris tipo industrial y con la misma les cubrieron ojos, nariz y boca. La causa de la muerte se determinó como asfixia por sofocación”, puntualizó en una rueda de prensa el Procurador del Estado.

De los cuatro presunto asesinos el llamado “ Chelo Satán”, como se le conocía a Marco Iván Soto Vidal, era el único que permanecía en la cárcel purgando una condena; hay uno más que está esperando sentencia y otro que había sido detenido se fugó en el 2014; el cuarto cómplice nunca fue identificado ni detenido.

afcl/ml

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