Mientras le atiza a la lumbre del fogón para echar tortillas y preparar los alimentos, Adela García no oculta su emoción, porque este 18 de noviembre y hasta el 31 de marzo de 2018 se abren las puertas al público a El Rosario, el santuario natural más grande del país donde se aloja la Monarca.

Al frente de una pequeña cocina tradicional, Adelita, de 56 años, platica que enviudó en 2003 y ha tenido que enfrentar sola la manutención de su hija de 25 años, quien cursa el tercer año de bachillerato.

Adela se pierde entre el humo que sale del horno de leña en el que guisa una sopa de hongos de la región, quesadillas de maíz azul hechas a mano, carne de res ahogada en tomate y una salsa picante.

Resalta el gusto por su trabajo, del que ha dependido también para hacer frente a todo tipo de inclemencias como las heladas de 2015 y las torrenciales lluvias de 2016, que dejaron graves daños en su vivienda de adobe y techo de láminas.

El arribo de la Monarca le abre a la trabajadora mujer la oportunidad de un ingreso económico indispensable, que tiene que hacer rendir el resto del año.

Adelita, de trato amable, señala que todo el año la región cuenta con atractivos turísticos, entre los que destacan: presas, lagunas y aguas termales, aunque lo mejor son las mariposas.

La mujer nos despide invitando a la gente a disfrutar de la naturaleza y de un picosito caldo de hongos.

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