Ciudad Juárez.— Umuki Rasiami, que significa mujeres valientes, sobresalientes o bravas, es el nombre del taller de costura que se ubica en una pequeña casa de la colonia Tarahumara en esta ciudad, en donde por las mañanas al menos cinco mujeres rarámuri confeccionan prendas típicas de su comunidad, con las cuales buscan mantener sus tradiciones, como lo es la vestimenta y, a la vez, encontrar un sustento económico a través de un empleo que les permita estar cerca de sus hijos y familia.

Gloria García forma parte de las mujeres que confeccionan prendas típicas rarámuri en este taller. Ella es originaria de Guachochi, Chihuahua, y asegura que llegó hace dos años a Ciudad Juárez, para reunirse con parte de su familia que habita en la colonia Tarahumara.

El oficio de la costura lo aprendió desde pequeña. Cuenta que el gusto por este le ha permitido estar cerca de sus cuatro hijos y por la tarde poder tener otro trabajo en la cocina de un comedor.

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En entrevista con EL UNIVERSAL cuenta que las prendas que confecciona tienen las características de los trajes que la comunidad Tarahumara y rarámuri usan, algunas de ellas deben de ser cosidas a mano y otras con máquina, lo cual lleva a que se tarden hasta tres semanas en terminar una pieza.

Al menos 5 mujeres rarámuri confeccionan prendas típicas de su comunidad, con lo que buscan seguir con sus tradiciones. Foto: Paola Gamboa
Al menos 5 mujeres rarámuri confeccionan prendas típicas de su comunidad, con lo que buscan seguir con sus tradiciones. Foto: Paola Gamboa

Además, para lograr que tanto los vestidos, blusas y demás prendas sean lo más similar a las de su comunidad, la tela con la que las confeccionan es traída hasta Ciudad Juárez desde Cuauhtémoc, Chihuahua.

“Yo aprendí a coser porque lo veía de mi mamá y me gusta. Lo hago a mano y en la máquina. Si la prenda es a máquina me tardo una semana y si es a mano, pues sí es más trabajo, como un mes. También depende de cómo pida la prenda la gente, nos piden con picos, con triángulos o doble raya”, explica.

Por medio de este oficio, la mujer ha logrado también acostumbrarse a la ciudad, ya que asegura que fue muy difícil para ella dejar su lugar de origen y comenzar una nueva vida.

“Para mí fue muy duro, no estás acostumbrando, pero ya poco a poco me he acostumbrado a la gente y a la ciudad. En Guachochi sí está muy bonito, pero lo que pasa es que allá no hay trabajo fijo. Ahorita aquí en las mañanas tengo mis costuras y en la tarde trabajo como cocinera de un albergue y así es como he salido adelante y tener tiempo de estar con mis hijos”, añade.

La más reciente prenda que estaba confeccionando era una blusa típica de su comunidad, la cual es de mangas de tres cuartos y de una altura de cerca de la cintura, mientras que la tela tenía estampados de flores en colores verdes, azules y anaranjados.

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Algunas de las partes de esa blusa, Gloria las cosió a mano, ya que señala que en algunos casos es más fácil y se ve mejor que en la máquina.

Debido al trabajo y dedicación que le ponen a cada una de las prendas que confeccionan estas llegan a costar hasta mil 700 pesos.

De acuerdo con Gloria, además de los trajes típicos de su comunidad, pueden llegar a confeccionar cualquier tipo de prendas, como son batas, cortinas, manteles, cojines, cubrebocas; ropa para hombres, como pantalones de manta y adecuar camisas al estilo rarámuri o como se soliciten por quienes busquen sus servicios.

Taller busca mantener tradiciones

Rosalinda Guadalajara, habitante de la colonia Tarahumara en Juárez y quien también fue gobernadora de esta, explica que el taller se abrió antes de que comenzara la pandemia de Covid-19, dentro del programa de proyecto productivo del gobierno federal.

“Se abrió en un buen momento, porque durante el Covid algunas mujeres aprendieron a coser en máquina. Una de las mujeres, María Isidora, fue a un taller en otro sitio para que aprendiera a coser en máquina y todo lo que aprendió de allá lo replicaba aquí con las otras mujeres”, explica Rosalinda.

La intención de las mujeres rarámuri de capacitarse y aprender más sobre el oficio de la costura es poder seguir vistiendo sus prendas típicas y que las nuevas generaciones que nacen en la ciudad también puedan adoptarlas, sin la necesidad de portar ropa común de la ciudad.

“Realmente es que jóvenes que nacieron aquí en la ciudad que no saben elaborar su vestimenta la puedan tener, de no perder la costumbre de vestir tradicionalmente. La intención de coser a máquina es porque realmente gran parte de nuestra vestimenta es puro coser a mano y eso ayuda mucho a avanzar el trabajo, porque cuando ofrecemos el producto no le ven ese valor al precio, la gente nos dice que ¿por qué tan caro?, pero cuesta mucho hacer a pura mano un traje”.

La más reciente prenda que estaba confeccionando Gloria era una blusa típica de su comunidad. Foto: Paola Gamboa
La más reciente prenda que estaba confeccionando Gloria era una blusa típica de su comunidad. Foto: Paola Gamboa

En el taller actualmente hay cinco máquinas de coser que son usadas por quienes han aprendido del oficio; sin embargo, las mujeres que ahí laboran siguen también realizando piezas totalmente a mano y otras combinadas.

Además, hay algunas de ellas que acuden en la mañana y otras por la tarde para poder ampliar sus servicios y que más mujeres puedan realizar el oficio.

Actualmente las prendas tradicionales que realizan no son sólo para la comunidad, ya que también les ha tocado realizar algunas para instituciones gubernamentales, como ocurrió en la pandemia del Covid que realizaron cubrebocas para el Instituto Municipal de la Mujer.

“La intención es seguir con la tradición. Lo característico de una prenda rarámuri ahora lo que está dando mucho es que todos los colores son llamativos, lo tradicional también es la manta, es lo que históricamente se ha vestido. En esta época han salido muchas telas más bonitas”, refiere Rosalinda Guadalajara en entrevista.

De acuerdo con lo que explica, en las mujeres la prenda típica rarámuri son los vestidos, faldas con holanes y blusas en algunos casos de manta y en otros con colores llamativos, mientras que en hombres son pantalones, taparrabo de manta y camisas también de manta.

“Aquí cada quien ya hace sus prendas, pero una familia de aquí [colonia Tarahumara] le puede decir que si le modifica o le puede coser un traje. A veces también personas que nos conocen trabajan por pedidos o por encargo”.

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Con ello, las mujeres rarámuri que radican en Ciudad Juárez buscan que su taller crezca y que en un futuro sea más grande y más conocido.

“Para nosotros, la idea es que en un futuro este taller crezca, que más mujeres que, por ejemplo, no tengan trabajo, este sea el medio de su economía, porque está hecho para mujeres que son madres solteras que no tienen cómo tener otro ingreso. Es un beneficio para ellas, porque cuando no terminan un pedido se lo llevan a casa y ahí lo terminan”.

Actualmente, parte de los recursos que ganan de una prenda se deja para el taller, para poder pagar luz, arreglo de máquinas, material y telas y el resto es para las mujeres que ahí trabajan.

El taller de costura se ubica en la colonia Tarahumara, en la calle Creel sin número en Ciudad Juárez, Chihuahua. Las personas que deseen adquirir alguna pieza típica de la comunidad rarámuri pueden visitar a las costureras y hacer su pedido.

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