“¿Pueden hacerme un sostén para nadar en el mar?”

Naucalpan, Méx.— “¿Pueden hacerme un traje de baño con prótesis que me permita ir a nadar al mar y a los cenotes de Yucatán?, que es a donde planeo ir apenas terminen mis quimioterapias”, preguntó Martha con entusiasmo a las maestras del taller ubicado junto al río Hondo, en una de las zonas con más carencias de Naucalpan.

Martha Navarrete Pérez, de 66 años, llegó al DIF de la colonia Mártires de Río Blanco con andar lento y sensiblemente decaída por los efectos de una quimioterapia, pero al interactuar con las profesoras del taller de productos oncológicos su tristeza se fue transformando poco a poco en entusiasmo al ver las opciones de prótesis de mama que moldean con semillas.

“Vengo a que me ayuden a diseñar un sostén con una prótesis de semillas” envueltas y moldeadas por una tela suave; una alternativa al busto sintético de silicón que con el movimiento y sudor “me irrita y quema la piel”, afirmó.

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A Martha le detectaron cáncer de mama cuando tenía 50 años. El cáncer te mutila el cuerpo, señaló, pues cuando te dicen que la única forma de sobrevivir es que te realicen una mastectomía radical y perder parte de tu feminidad e identidad no es fácil. Sin embargo, el no dejar huérfanos a sus hijos ?que entonces eran menores de edad? la impulsó a seguir adelante.

En mayo pasado volvieron a surgir protuberancias y los ganglios de la axila inflamados, por lo que una mastografía y una biopsia confirmaron que el cáncer había resurgido en su otro seno.

“Voy a salir gloriosa” de esta nueva batalla, afirmó la profesora jubilada, al tiempo que levantó sus brazos y expresó: “Mientras haya música hay que seguir bailando”. El costo de las prótesis de mama es de cerca de 2 mil pesos, pero en el DIF de Naucalpan “me las obsequian”, agradeció Martha.

La maestra del taller de productos oncológicos Virginia González Lira se comprometió a buscar nuevos materiales para diseñar la prótesis mamaria para el traje de baño de Martha, para que pueda nadar, resistir las olas y hasta un clavado en los cenotes.

Las prótesis de semillas de alpiste y girasol se moldean acorde al tamaño y peso del seno o senos originales de cada persona, para crear un equilibrio y que las mujeres puedan recobrar su silueta original, informó Vianey Torres Martínez, coordinadora de talleres del DIF Naucalpan.

A Martha Navarrete le detectaron cáncer de mama a los 50 años de edad, hoy tiene 66 años y un nuevo diagnóstico que enfrenta con optimismo y valentía. Foto: Fernanda Rojas / El Universal
A Martha Navarrete le detectaron cáncer de mama a los 50 años de edad, hoy tiene 66 años y un nuevo diagnóstico que enfrenta con optimismo y valentía. Foto: Fernanda Rojas / El Universal

No más tabús; pide a mujeres “que se toquen”

Guadalupe Reyes fue diagnosticada con cáncer de mama triple negativo —uno de los más agresivos ya que tiende a propagarse de forma más rápida, lo que reduce las opciones de tratamiento— hace cuatro años, por lo que perdió por completo uno de sus senos.

Tras haber enfrentado 14 quimioterapias, ahora se encuentra en remisión y debe acudir a visitas con los médicos cada tres meses.

Aunque para ella el diagnóstico implicó poner “un alto” en su vida, ahora hace un llamado a las mujeres y a la sociedad a “dejar de lado el tabú” y revisarse con frecuencia los senos, pues asegura que “la prevención es lo más importante”.

Guadalupe cuenta a EL UNIVERSAL que no se realizaba estudios cada año, sino que fue después de recibir un golpe con una caja que sintió “la bolita, y ya de ahí fui al doctor”.

Ahora, con una sonrisa en el rostro, la mujer muestra un tatuaje que se hizo cerca del hombro, en el que se aprecia un moño rosa, el símbolo internacional que cada año se utiliza en campañas de sensibilización para crear conciencia sobre el cáncer de mama y la importancia de acudir a una revisión médica periódica. Guadalupe comenta que a lo largo de su tratamiento ha coincidido con decenas de mujeres que se enfrentan al temor de revisarse o al abandono por parte de sus parejas y de la sociedad una vez que son diagnosticadas, o que como parte del tratamiento pierden un seno.

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Hace un año, Guadalupe fue intervenida para colocarse un implante, cirugía que le costó aproximadamente 30 mil pesos, pero quele ha permitido recuperar esa parte de su cuerpo. “Me tocó ver mucho cómo los maridos las dejaban, las abandonaban [a las pacientes] porque [les dicen] ‘estás incompleta o estás deforme’. Yo decía ‘¿qué te pasa? Es una mujer viva’, pero [esas] son las personas que no vale la pena tener en esta vida”, expresó.

Y agregó: “Hoy a mi hija, a mis sobrinas, les digo ‘revísense, tóquense’. Hay que dejar a un lado el tabú porque muchas veces hacemos caso omiso, o [escuchamos] al marido que [nos dice que] si es hombre [el doctor] no te puede tocar.

“Muchas mujeres que conozco no se revisaban porque el marido no dejaba que las tocara otro hombre, hay que dejar de lado ese miedo, ese tabú. Es tu vida, no importa si las toca un hombre o una mujer, no por eso dejas de ser mujer”.

Guadalupe Reyes sobrellevó 14 quimioterapias y ahora se encuentra en remisión, por lo que debe acudir a visitas con los médicos cada tres meses. Foto: Fernanda Rojas / El Universal
Guadalupe Reyes sobrellevó 14 quimioterapias y ahora se encuentra en remisión, por lo que debe acudir a visitas con los médicos cada tres meses. Foto: Fernanda Rojas / El Universal

“Me siento más segura, la verdad me siento muy completa”

Gabriela Tirado, de 38 años de edad, fue diagnosticada con cáncer de mama hace tres años, y aunque fue “una etapa muy dura”, ahora ha recuperado la confianza y el autoestima gracias a una reconstrucción mamaria.

Gabriela contó a EL UNIVERSAL que tras la pérdida de ambos senos no le fue fácil adaptarse a su nueva imagen. Tras un largo tratamiento y haberse curado, hace un par de meses se sometió al procedimiento de reconstrucción mamaria.

“A veces estamos concentradas en sanar [la enfermedad] y le restamos importancia a la pérdida de alguna parte de nuestro cuerpo, pero definitivamente hay un impacto sicológico muy grande, muy importante. Y es muy difícil adaptarnos a eso”, comentó.

Gabriela acudió al Hospital General Rubén Leñero en la Ciudad de México —donde se realiza el procedimiento de manera gratuita— luego de haber visto por televisión a otra mujer que pasó por el mismo proceso.

La técnica de reconstrucción que utilizaron los médicos fue con sus propios tejidos, lo que implicó tomar una parte de su abdomen para reconstruir ambos senos. El tiempo de recuperación fue de aproximadamente un mes, por lo que desde apenas hace algunas semanas Gabriela ha vuelto a hacer su vida prácticamente de forma habitual.

“Me tomaron parte del abdomen para reconstruir mis senos, prácticamente me hicieron una especie de trasplante, donde conectaron venas, vasos y arterias. Yo no tengo implantes, sino que fue con mi propia piel y mi propia grasa”, explicó.

De enero pasado a la fecha, al menos 93 mujeres se han sometido al proceso de reconstrucción mamaria en el Hospital General Rubén Leñero, informó Lya Vázquez Morales, jefa de servicio de Cirugía Plástica.

Precisó que solamente se hace reconstrucción mamaria tardía, es decir, al tratarse de un hospital general, las pacientes llegan referidas, una vez que están libres de la enfermedad.

Se trata de un procedimiento para cualquier edad, pues han recibido pacientes de entre 24 y hasta 86 años.

Gabriela afirmó que la reconstrucción de mamas “definitivamente me cambió la vida”, ya que le regresó la confianza en sí misma.

“Me siento más segura, recuperé mi autoestima, puedo utilizar ropa que antes no podía, la verdad me siento muy completa y feliz”.

Gabriela acudió al hospital Rubén Leñero, donde la reconstrucción de mamas es un servicio gratuito. Foto: Especial
Gabriela acudió al hospital Rubén Leñero, donde la reconstrucción de mamas es un servicio gratuito. Foto: Especial
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