Durante los próximos 60 días el gobierno de Estados Unidos pondrá a prueba la fortaleza de los ocho prototipos de muro que ordenó construir el presidente Donald Trump con un solo objetivo: inhibir el cruce de migrantes y el tráfico de drogas.

Los modelos que recién fueron presentados oficialmente a los altos mandos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) deben cumplir con una meta, la de esquivar el ingenio mexicano que durante las últimas décadas ha burlado los mecanismos de seguridad de las autoridades anglosajonas para el ingreso ilegal de personas y de sustancias.

Algunas de las pruebas que serán puestas en marcha son para ver su resistencia contra la construcción de los llamados narcotúneles, que han sido edificados a lo largo de la frontera de México con Estados Unidos, pero que en el caso de Tijuana es considerada una de las zonas con más construcciones de este tipo.

El subcomisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, Ronald Vitiello, dijo el jueves pasado durante un recorrido que realizó para conocer los ocho prototipos en el área de la Mesa de Otay —en el condado de San Diego, California— que una de las características más importantes es su tamaño de entre ocho y 10 metros, pues miden casi el doble o triple de la altura que tiene actualmente la lámina que divide a ambos países.

“Está demostrado que los muros fronterizos son una parte extremadamente efectiva de nuestra estrategia de seguridad para prevenir la migración ilegal de personas y drogas. Los muros son parte de una zona de seguridad fronteriza que incluye rutas de patrullaje, iluminación y tecnología de vigilancia”, indicó.

Se trata de cuatro muros construidos a base de concreto con paredes lisas que, por su misma característica, hace difícil que cualquiera pueda escalarlo. Además algunos incluso en el tope de la valla tienen colocado material con forma circular para impedir que les incrusten ganchos o cualquier otro artefacto que les permita sostener cuerdas para subir o trepar la pared.

Los residentes de Tijuana que viven donde fueron construidos los ocho prototipos consideraron que no habrá muro que detenga la migración, pues mientras exista la necesidad de una mejor vida, la gente estará dispuesta a correr riesgos.

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