La tarde del 21 de enero fue la última vez que alguien de su familia vio con vida a l pequeño James . Su cuerpo fue encontrado el 20 de febrero pasado.

Hasta el momento no se sabe dónde pasó esos días en que se le considero extraviado, y ahora que termina febrero también es inexplicable cómo es que el cuerpo del pequeño siga en el Semefo, sin que su familia lo reclame.

El padre del niño, Hugo Camacho, lo tenía bajo su cuidado al momento en que se escapó de la casa de la abuela muy cerca de la frontera con los Estados Unidos, pero al no tener la custodia legal del menor no puede identificarlo oficialmente.

La madre, Teraisa Mower, durante cuatro días pidió apoyo de la comunidad para conseguir 10 mil dólares y poder viajar desde Washington a esta frontera, reclamar el cuerpo y devolverlo para sus funerales. Sin embargo, la Fiscalía de Chihuahua reveló que desde el día en que se localizó el cuerpo se le ofreció que el gobierno de Chihuahua correría con los gastos de traslado. Al conocerse tal información la plataforma gofundme.org canceló la recolección emprendida y anunció que el dinero que ya se había donado sería devuelto a quienes lo proporcionaron pues la señora Mower ya tenía el apoyo del gobierno chihuahuense.

“Muchas gracias a todos ustedes, envidiosos y descuidados sin corazón que hicieron que esto suceda”, reprochó la mujer en sus redes sociales tras conocer la decisión de gofundme, derivada de varias quejas de usuarios que supieron del caso. Teraisa Mower ha declarado que es indigente y no tiene ingresos fijos.

El cuerpo de James, quien padecía autismo, fue localizado en un terreno cercano a la casa de la que desapareció sin embargo la Dirección de Protección Civil confirmó que en el lugar ya se habían llevado a cabo varios rastreos, por lo que es posible que el niño pasara por la zona días después de la búsqueda, o, las autoridades no descartan que el cadáver fuera llevado recientemente al lugar.

James Martin Camacho Padilla, originario de EU, llegó a la frontera a mediados de enero para vivir temporalmente con su papá, pero escapó de los cuidados de su abuela, abandonó la casa en que se encontraba y desde entonces se desconocía su paradero, a pesar de que cientos de elementos policiacos y voluntarios lo buscaron incansablemente.

En los operativos de rastreo participaron oficiales de los dos lados de la frontera, y se usaron perros entrenados, lanchas, y un helicópteros; además se vaciaron varios canales de riego y varios buzos profesionales peinaron parte del Rio Bravo.

ml

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