Para la activista hidalguense Carmen Rincón Cruz, el movimiento #MeToo que denuncia el abuso sexual, apenas es una pequeña muestra del acoso que sufren las mujeres que ha sido permanente y que no era visible en nuestro país.

Rincón Cruz explicó que esta conducta se ha normalizado de manera cultural.

“El problema tiene aristas muy graves que no han podido salir a la luz, incluso ni siquiera existen estadísticas y apenas con este tipo de movimientos empieza a visibilizarse una situación de vida de las mujeres”, dijo.

Agregó que en México no se ha generado una cultura de denuncia ni de difusión para que las mujeres que han sido víctimas de acoso sexual puedan acudir con las autoridades a denunciar.

“Si no tenemos la denuncia, sino tenemos la estadística certera no hay una penalidad real y se va diluyendo", lamentó.

La activista consideró que el acoso tiene un impacto severo en la calidad de vida de las afectadas.

Agregó que este tipo de conductas es el ejercicio de poder de quién tiene más autoridad sobre el más débil y donde los contratos colectivos no ha permeado la palabra acoso. “Esto pone un paso atrás al derecho de las mujeres”, dijo.

La activista Carmen Rincón Cruz alertó que el acoso deriva en otro tipo de violencia, pero el problema mayor es la normalización.

“Se ha dicho que está exagerado porque las mujeres ya no queremos ni que nos miran o nos digan “piropos” y eso no es parte del acoso”, aseveró. Este tipo de conductas apenas se empieza visibilizar como parte de la violencia, dijo.

Agregó que si se realizarán campañas en el ámbito laboral y escolar habría sorpresas muy fuertes por el impacto que tiene el acoso sexual en la salud emocional de las mujeres. “La ansiedad y la depresión también es parte de vivir bajo estas condiciones”, señaló.

lsm

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