Morelia.— Este sábado se cumplen 10 años de que un par de granadas de fragmentación cimbraron el centro histórico de Morelia en pleno Grito de Independencia, con saldo de ocho personas muertas y 113 lesionadas.

Fue el primer atentado terrorista en la historia de México. El presidente era el michoacano Felipe Calderón, del PAN; el gobernador en turno, Leonel Godoy, del PRD, y el alcalde de Morelia, el priísta Fausto Vallejo.

Hasta antes de este acto terrorista, las fiestas patrias eran en Morelia unas de las celebraciones más grandes. Cientos se daban cita para gritar “Viva México” cada 15 de septiembre.

Pero hace una década, ese grito fue sustituido por un alarido, cuando dos granadas de fragmentación fueron detonadas por dos sujetos que, de acuerdo con el expediente, trabajaban al servicio del grupo criminal Los Zetas, que en ese entonces pelaban con La Familia Michoacana.

Actualmente no hay un solo responsable en la cárcel, tampoco la atención ni apoyos que autoridades de los tres niveles de gobierno prometieron a los sobrevivientes y a sus familias.

Del total de sobrevivientes, 53 de ellos todavía sufren las consecuencias de cargar en sus cuerpos las esquirlas de las granadas de fragmentación y con ello, los costos económicos y deudas para atenderse esas heridas de guerra, como se les conoce.

José Ángel López y seis integrantes de su familia alcanzados por el estruendo han gastado, junto con su esposa, más de medio millón en atención médica. Empeñaron su casa por 100 mil pesos, para cubrir una cirugía.

Rafael Bucio perdió su pierna, pero lo más doloroso para él fue haber perdido a su compañera de vida.

“Perdí a mi esposa, me quedé con mis hijos. No voy a poder trabajar, entonces es lo único que les pedimos, que nos apoyen”, expuso.

Desde aquel acto terrorista las fiestas patrias en la entidad se han convertido en un búnker policial, vigilado por tierra y aire por el temor a otro atentado.

Desde entonces, y como lo ha hecho cada gobernante en turno cuando se acerca la fecha, el gobernador Silvano Aureoles anunció que habrá apoyos y pensiones para las víctimas, pero hoy sólo hay gritos... de olvido.

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