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Viña del Mar.— La industria televisiva en Latinoamérica se ha ganado un papel cada vez más relevante en festivales internacionales y Chile no es la excepción.

Basada en hechos reales, la serie Mary & Mike será una mirada desde el punto de vista de victimarios como Mariana Callejas y Michael Townley, que torturaron como parte de la Dirección de Inteligencia Nacional al mismo tiempo que eran queridos por la sociedad.

Ambientada en los años 70 en la dictadura chilena encabezada por Augusto Pinochet, la serie que muestra su doble vida cuenta con gran parte de ficción y fue filmada, como si de una película se tratara, con cuatro escenas por día. Los efectos especiales, los silencios y la iluminación también juegan un papel primordial.

“Hay cierta fascinación con lo real y a nivel sociológico es aliviante o sanador que la gente vea la verdad. Detrás de esto hay un discurso político y tiene que ver con mostrar una etapa de nuestra historia para que no se vuelva a repetir. Hay una apuesta cultural y debe ser así, por eso se vuelve tan enriquecedora”, contó Mariana Loyola, quien da vida a Mary.

En la primera coproducción de Space con Chilevisión, producida por Invercine&Wood y con financiamiento del Consejo Nacional de Televisión de Chile, el thriller policial de seis capítulos tendrá atención en tres episodios: el asesinato de Carlos Prats en Buenos Aires (1974), un atentado a Bernardo Leighton en Roma (1975) y el fallecimiento de Orlando Letelier en Washington (1976).

Sin pretender ser un relato histórico, la producción que se estrena el 13 de marzo contempla la personalidad del matrimonio. Mientras que Mary es una mujer, madre, esposa y escritora dominante, su esposo 12 años menor es amante de la electricidad, es frío, habla poco y casi nunca revela sus emociones.

“Es gente muy mala en un país que se partió en dos con un golpe de estado que, si no es el más violento de América, sí es uno de los más duraderos y que tuvo mucha intervención estadounidense”, agregó Loyola, cuyo reto fue defender el personaje del prejuicio y toparse al mismo tiempo con su propia moral.

Su compañero de reparto, Andrés Rillón, reconoció que hay un cambio estructural en donde el nivel de los productos sube y ya no importa de dónde vienen sino su calidad.

En este caso, la serie ha viajado a festivales de Francia y Berlín, en donde se les ha comentado de la movida tan importante que se ha generado en países de habla hispana.

“Nos cuesta un poco consumir productos nacionales y cuando triunfan en otro lado es cuando los ven, eso pasa en Chile o en México.

Estando en Biarritz me hicieron el comentario de lo positivo que es que se hablara con tal libertad de un tema tan fuerte cuando allá no podría hacerse”, recalcó.

Los actores no esperan que el público los reciba con compasión porque saben que contarán una historia con escenas fuertes que impactaron en una nación. Al contrario, esperan que genere una conexión y sentimientos encontrados.

“Ojalá que todos puedan disfrutarlos les duela o no les duela e incluso si les duele es que estamos haciendo algo bien”, señaló Andrés.

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