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“It’s Britney, bitch!”

Así se presentaba Spears en su canción “Gimme more” de 2007, como una mujer determinada, empoderada, que no teme a la crítica sino que se alimenta de ella.

Era una reinvención de una palabra que en inglés significa: “perra”.

Madonna ya la había incorporado en 1995: “Soy dura, ambiciosa y sé exactamente lo que quiero. Si eso me convierte en una perra, está bien”. Un año después las feministas Lisa Jervis y Andi Zeisler usaron el mismo concepto para fundar la revista Bitch

La expresión es peyorativa desde el siglo XV, una grosería. Incluso el New York City Council debatió prohibir la “b-word” en 2007; cuando todos cantaban el tema de Britney.

No era posible. Parte del movimiento feminista y otras manifestaciones culturales ya le habían asignado un nuevo significado. En esa ocasión la palabra defendió su lugar frente a 19 concejales que querían censurar simbólicamente su uso en temas de hip hop y series de televisión.

Ese mismo año una asociación de padres reconoció —entre reproches— que la televisión en Estados Unidos había triplicado su uso: mil 277 veces en 685 programas.

La tendencia no ha cambiado: ser bitch ya es sinónimo de empoderamiento femenino en la TV, especialmente desde que la Comisión Federal de Comunicación de ese país perdió poder en el control de los lenguajes televisivos en 2012. “No es sorprendente que ‘b-word’ sea lanzada con más fuerza en las comedias, a menudo (aunque no exclusivamente) escritas por mujeres; Suburgatory, 30 Rock y 2 Broke girls”, reflexionó ese año la columnista Mary McNamara, de Los Angeles Times.

La palabra afianzó en el statu quo de la prensa, la literatura y la tv, por encima de otros movimientos, como el hip hop, en donde todavía su connotación es sexista.

La más bitchy. Un periodista de Nueva Zelanda hace un comentario sin pensar a la actriz Constance Zimmer, protagonista de la serie UnREAL: “Tu personaje es uno de los más… temibles de la televisión”.

Ella se sorprende, le agradece y revira: “¿ese fue un cumplido?”

Muy bitch.

“No, sí te entiendo, gracias de nuevo —sonríe la actriz—, yo fui la primera en decir que Quinn me aterrorizaba. Pensé: ‘¿Cómo puede hacer esto? ¡Todos me odiarán! Soy tan perra’. Nadie querrá empatizar con una líder tan fuerte y decidida”.

Zimmer interpreta a una productora de reality shows (precisa, procaz, voraz), que hace lo posible para levantar el rating y no dejarse someter.

Al momento de diseccionar a su personaje piensa en las jóvenes. Para ella la connotación de esa palabra es positiva bajo el contexto que le ha dado la televisión en la última década.

“Quinn es la jefa aquí. Las jóvenes deben tomar estos personajes fuertes que invitan a nunca disculparse por ser exitosas. A que estés orgullosa de ser buena en lo que haces”.

Cita a otra actriz: Krysten Ritter, que en la serie Dont’ trust the bitch in apartment 23 (2012-2013) usó un acrónimo popular: BITCH, Being In Total Control Of Herself (estar en total control de ti misma).

“Etiquetaron a las mujeres hace tiempo porque no muchas estaban dispuestas a defenderse. Pero estamos aquí para decir: ‘No debes menospreciarme. Puedo ser tan buena en mi trabajo como tú’. Y eso no nos hace arrogantes”.

Mientras se le entrevista, Zimmer está emocionada porque al día siguiente debuta como directora, filmará el octavo capítulo de la tercera temporada. “Tengo muchas escenas de sexo en mi episodio”, bromea.

La idea es que así la serie toque sensibles del alegato machista.

En un inicio, UnREAL trataba sobre dos mujeres que encabezan un concurso en el que chicas compiten por un hombre (una parodia inspirada en el programa The bachelor).

En esta temporada —que estrena este lunes a las 23:00 horas por Lifetime— se alterarán los papeles y será una mujer la que elija entre varios prospectos masculinos.

“Es muy divertido especialmente cuando los hombres dicen: ‘¡Oye, creo que me estás cosificando!’ ¡Y sí claro! ¿Adivina? Eso le pasa a las mujeres todo el tiempo, todos los días. Tendrás que quitarte la camisa otra vez”.

Lo dice en el mismo tono de “It’s Britney, bitch” porque sabe que el balance lo pondrá la coprotagonista, Shiri Appleby y la actriz Caitlin
FitzGerald, quien se une al reparto.

Los personajes de ambas trabajarán en conjunto para, a través de un simple certamen de tv, demostrar que lo bitch puede llevarse bien con otras metas, que incluyen sentirse cómodas con la soltería o buscar relaciones más allá del príncipe azul.

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