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Si hay algo que traspasa fronteras es el arte, eso lo saben bien los miembros de la Compañía de Teatro Penitenciario de la Ciudad de México.

“Nos dedicamos a hacer teatro porque hacemos una catarsis que nos lleva a algo positivo en cada uno de nosotros. Realmente a nosotros nos ha ayudado muchísimo, nos ha ayudado tanto que ya estamos en libertad”, señala Alejandro Ramírez Mares.

Mares forma parte del montaje La mordida, que este jueves ofreció función como parte de las actividades de la 38 Muestra Nacional de Teatro y en el que, bajo la dirección de Artús Chávez, se retrata la problemática que vive una persona al intentar realizar un trámite sin recurrir a “la mordida”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, algunos miembros del elenco recordaron su estancia en el Penal de Santa Martha Acatitla y lo que significó su acercamiento con el Teatro de la mano de la actriz y directora Itari Marta, a quien conocieron como internos del penal y quien, pensaron, no volvería.

“Nosotros le pedimos de favor a ella que nos diera un curso y cuando nos dijo que sí creímos que ya no iba a regresar pero hasta la fecha todavía estamos trabajando con ella. No pensamos que fuera a durar tanto tiempo porque los maestros que anteriormente iban estaban solamente una o dos sesiones. Ella fue una de las personas que creyó en nosotros y nos dio todo un curso durante todo un año y el siguiente...”, explica Ramírez Mares.

Para los actores, la reinserción social quedó completada gracias al teatro:

“Dentro del penal mi disciplina era buscar la rehabilitación en mi vida personal yendo a la escuela, a terapias, o trabajando, algo que me llevara a buscar esa libertad. Dentro de ese camino me entregué al teatro”, comenta Héctor Maldonado, quien pasó más de 20 años interno.

Teatro autobiográfico. Los actores celebran cerca de nueve años de formar parte de la compañía, con la que actualmente presentan el montaje La espera, en las instalaciones de Foro Shakespeare y en la que narran su historia dentro del penal: Un homicida, un violador, un ladrón de autos y un asaltante se reúnen para contar sus memorias, sus modus operandi y su forma de sobrevivir en la prisión. La dirección corre a cargo de Conchi León.

Además, aseguran, el trabajo que desarrollaron durante el tiempo que permanecieron en el penal lo siguen usando en cada puesta en escena:

“Lo que nosotros aprendimos ahí en el teatro penitenciario es lo que hemos aplicado en todos nuestros montajes. Estamos mejorando poco a poco porque seguimos tomando cursos y absorbiendo todo lo que nos están enseñando”, asegura Ramírez Mares.

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