Un poco nervioso pero bien preparado y en su papel, Rogelio Guerra se subía a la parte más alta de la casa de su amigo Ari Sandy para convertirse cada año, por unos segundos, en Miguel Hidalgo y dar el Grito de Independencia.

"¡Viva la justicia, muera la corrupción! ¡Viva la independencia, viva nuestra madre santísima de Guadalupe, Viva la Independencia, Viva México!", gritaba el actor y de fondo el eco de sus amigos.

El gusto por encarnar a Hidalgo le llegó desde que hizo la obra "Sueño de Libertad..." que gira en torno de los últimos días de Hidalgo en una prisión, defendiendo contra todo sus ideales.

“Era una tradición, él me platicó en una ocasión que hacía Hidalgo en una obra, y se me ocurrió que él diera el grito en casa”, dijo Ari a El Universal.

En un video de Youtube se ve cómo el actor sostiene la bandera con firmeza.

Su amistad comenzó hace como quince años y todo porque ambos llevaban a sus hijos a la misma escuela. Luego coincidieron en un evento sobre Avenida Reforma y de ahí comenzó su amistad. Lo que más le gustaba de ese hombre icono de las telenovelas era su carácter.

“Para mí era un niñote, me empezó a hacer cosquillas, se me hacía un niñote”.

Desafortunadamente la edad afectó definitivamente la relación de Rogelio con el mundo, fue olvidando poco a poco pero a momentos recordaba cosas que lo hacían feliz, como las “fuercitas” de manos.

“La última vez lo vi en la casa del actor, todavía me dio la mano e hicimos fuercitas porque le gustaban mucho, no sé qué tanto estaba él lucido, por un lado se entretenía con la televisión pero cuando hicimos las fuercitas se concentró mucho”.

Otra cosa que Ari no olvidará de Rogelio es que le encantaba contar historias sobre sus andadas alrededor del mundo. Nunca perdió el gusto por contar cómo se fue a Rusia y dio el saludo de año nuevo a la gente que lo seguía porque su trabajo cruzó fronteras.

rad

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