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Metepec, Estado de México— Qué importa si Freddie Mercury murió hace casi 27 años: hay que gritar si se escuchan las notas iniciales de “I want to break free” o golpear las palmas de las manos con “Will we rock you”.

Son muchos niños de 10 años, hombres treintañeros y mujeres con bastón, quienes cierran el puño y extienden los dedos meñique, índice y pulgar para rockear, mientras escuchan violines sobre el escenario.

Una voz en bocinas había solicitado, previamente, que por favor nadie grabara lo que pasara en el Teatro Quimera de esta ciudad, pero casi nadie le hizo caso.

Así que las imágenes de un Mercury animado proyectado sobre pantalla, o los saltos que las integrantes del Coro Polifónico del Estado de México dieron en el momento rítmico explosivo de “Rapsodia bohemia”, quedaron en la memoria de varios celulares.

El motivo era suficiente: escuchar, la tarde-noche del sábado, canciones del grupo inglés Queen, pero en manos de la Orquesta Sinfónica de Estado de México (OSEM), acompañada de una batería, bajo y guitarra y de manera gratuita.

Por ello el recinto, con capacidad mayor a las mil 800 personas, no se dio abasto y, ya comenzado el recital que apenas y duró una hora y minutos, seguía llegando gente, alguna ya con playera de a 100 pesos vendida en el exterior del inmueble.

“¡Vamos a ver si conocen esta canción!”, retó Rodrigo Macías, director de la Orquesta, y así dar luz verde a “Another one bites the dust”.

La respuesta era de todos esperada: si el cantante extendía el micrófono al público, éste sin problema seguía cada verso.

Pero no igualó la reacción a “Crazy little thing called love”, que contempló a decenas de espectadores bailar en su lugar, sentados y algún valiente en pie.

Si con “Don’t stop me now” a Mercury se le vio en distintas facetas de su carrera en forma de dibujo, para “Killer queen” el público guardó un silencio casi total ante la letra.

A nadie le importó jamás que quien estuviera al frente no fuera el Mercury de carne y hueso, sino un legado tan poderoso que los obligó a encender la lámpara de su teléfono y moverlo de un lugar a otro con “We are the champions”, para muchos un himno.

Queen, la reina, está más viva que nunca.

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