Tal vez la mayoría de las personas que asistieron al concierto de Barry Manilow no eran unos adolescentes pero su energía, gritos y aplausos superaban por mucho los provocados por un público de veinteañeros, los cuales brillaron por su ausencia.

Minutos después de las 21:10 horas un mar de luces fosforescentes verdes, entregadas a todos los asistentes antes de pasar a sus asientos, dieron la bienvenida al artista que con una sonrisa supo mostrar su agradecimiento.

Luego de iniciar la velada con Manilow tomó el micrófono para dirigir las primeras palabras a la audiencia: “Buenas noches mis amigos”, diría en español para después agregar: “Estamos muy felices de regresar aquí y que todos ustedes nos reciban”, comentario que le valió el aplauso del público que abarrotó el Auditorio Nacional.

En compañía de diez músicos y tres coristas vestidos completamente de negro, Manilow demostró que a sus 74 años su carisma y voz se mantienen tan frescas como en sus inicios. Portando sus característicos pantalones y zapatos negros, acompañado de una camisa blanca y un saco gris con destellos brillantes que lo hacían lucir aún más sobre el escenario, el cantante se mostró carismático y de buenas en todo momento.

Al interpretar el tema Bandstand Boogie, la pantalla ubicada a su espalda se volvió un marco de televisión en donde se proyectó la participación de Manilow en el famoso programa de la década de los setenta American Bandstand.

Antes de cantar "This is my Town", tema de su más reciente disco del mismo título, el cantante recordó a la gran manzana comparándola con la Ciudad de México, a excepción de la comida.

Otras canciones con las que el cantante deleitó al público fueron "Can’t smile without you", "They dance!" y "I write singa" e incluso hubo espacio para unas cuantas bromas, como cuando Manilow se hizo acompañar por tres de sus músicos con los que fue rotando el turno en el piano y un teclado, ocurrencia que le valió nuevamente una ovación por el público mexicano.

Hubo un momento en que los aplausos del público y las luces verdes que se movían en las manos de todos los presentes conmovieron tanto al artista que se secó los ojos con unas cuantas lágrimas y dijo: “Me hacen sentir como Justin Bieber”, bromeó. “¡De verdad! Pregúntenle a sus mamás y yo era el Justin Bieber de los 70 ”, dijo antes de cantar "Let’s hang on".

En más de una ocasión, Manilow aprovechó para tocar el piano y mandarle besos a la audiencia. Incluso sorprendió al cambiarse rápidamente de saco al cantar Could it be magic, misma que recordó que fuera a Donna Summer la que le imprimiera su toque disco y que él hiciera lo propio años después.

“75 años...La edad no importa siempre y cuando tengas un plátano”, bromeó nuevamente, haciendo alusión a la década de los 70.“Siéntense, por amor de Dios”, dijo provocando risas, al mismo tiempo que se sentó al centro del escenario en un banco.

Al tomar una breve pausa y abandonar el escenario, fue proyectada otra participación del cantante en un programa de 1975, mismo que puso a corear al público y que fuera continuada por Manilow, quien volvió al escenario con un tercer cambio de vestuario, ahora portando un saco blanco. La canción elegida fue baby i need you now y las voces del video como la del artista en vivo hicieron un dueto que fue aplaudido y vitoreado.

Tras hora y media de concierto Manilow demostró que su carrera y el aplauso del público a donde vaya, lo único que ha hecho es rejuvenecerlo para seguir enamorando con su voz.

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